miércoles, 11 de junio de 2025

Gaza: después de Hamas. ¿qué?

  

A comienzos de abril, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó rotundamente: Gaza es un campo de exterminio.

 El vicepresidente de los Estados Unidos, James David Vance, no comparte este punto de vista.  No creo que Israel esté intentando matar deliberadamente a todos los palestinos (de Gaza). Por consiguiente, no considero que lo que está sucediendo allí sea un genocidio, afirmó el número dos de la Administración norteamericana.

Gaza: hay opiniones para todos los gustos; apreciaciones muy dispares…

Recuerdo que, en los años 80, durante las primeras semanas de la intifada, solía reunirme en Jerusalén con un pequeño grupo de analistas árabes y hebreos, tratando de contestar a la única pregunta ¿Cuántos muertos hubo ayer? ¿75? ¿90? ¿52? Cuando la cifra de víctimas no superaba el umbral de los 33 ó 35, alguien dejaba caer la frase: No, no ha sido un mal día.

Un mal día… Desde el 7 de octubre de 2023, me toca practicar este lúgubre ritual solo, en mi torre de marfil madrileña. ¿Solo? ¡No! Las lejanas voces de mis interlocutores de antaño me acompañan. Y los malos días siguen sucediéndose.

Curiosamente, nadie se pregunta hoy en día: Después de Hamas, ¿qué? ¿Cuál será el provenir de Gaza al término de las hostilidades? Sí, es cierto: los gobernantes de Tel Aviv contemplan una limpieza étnica total: la expulsión de los dos millones de pobladores de la Franja a un país árabe. Pero ningún Gobierno hermano está dispuesto a acogerlos con los brazos abiertos, alegando dificultades económicas, complicaciones políticas o trabas administrativas. Para Egipto, los gazatíes son enemigos de toda la vida; para los jordanos, un exceso de población extranjera difícilmente asimilable. Los países del Golfo Pérsico prefieren limitar su solidaridad con el pueblo palestino a los cheques que envían periódicamente a las organizaciones humanitarias.

Donald Trump tiene un proyecto: convertir Gaza en un lujoso resort turístico mediterráneo, capaz de competir con la Costa Azul francesa o la Riviera italiana. Pero si Gaza se queda sin población. No pasa nada, afirma el multimillonario americano, podemos importar mano de obra barata de Asia. Una opción ésta que no acaba de convencer al aliado israelí.

Tel Aviv tiene, a su vez, un proyecto que podría complacer a Trump.  Se trata de una propuesta para crear en la Franja una nueva entidad tras el derrocamiento de Hamás. El plan, titulado pomposamente Programa de Seguridad y Recuperación de Gaza, cómo debería ser el día después, fue elaborado en diciembre de 2023 por un grupo de 35.000 reservistas de las fuerzas de seguridad israelíes y de los miembros del grupo de expertos del Jerusalem Center for Security and Foreign Affairs. 

El informe implica la reconstrucción económica, la construcción de infraestructuras, así como la necesidad de preparar un cronograma detallado para el control de la Franja tras la caída o el desmantelamiento de la organización islámica.

Ese plan de control de Gaza descarta la soberanía palestina, o mejor dicho, de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), o la presencia del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNWRA) como fuente de ayuda humanitaria.

El documento, cuya autenticidad fue confirmada por un alto funcionario del Gobierno. no indica si Israel tiene la intención de anexionarse la Franja, aunque se afirma claramente que las Fuerzas de Defensa Israelíes (FDI) quieren tener un mayor protagonismo en la gestión de los asuntos de Gaza. Detalle interesante: el borrador no alude, en ningún momento, a las exigencias palestinas o a los documentos firmados por las dos partes – Israel y Palestina – desde la entrada en vigor de los acuerdos de Oslo.

Tras la caída de Hamas, el ejército israelí trataría de apoderarse temporalmente de la totalidad de la Franja, teniendo libertad de movimiento sobre el terreno y obteniendo el control total de la frontera de 12 kilómetros entre Gaza y Egipto, incluido el cruce fronterizo de Rafah.

Las FDI ya han creado una zona tampón a lo largo de algunas partes de la línea fronteriza. Desde principios de abril, los israelíes controlan aproximadamente la mitad de la Franja. Para ampliar la zona tampón, las FDI demolieron sistemáticamente toda la infraestructura, haciendo que parte del territorio fuera inhabitable.

Durante la segunda fase de la ocupación, el gobierno de Tel Aviv establecería cinco consejos administrativos autónomos, denominados: Gaza Norte, Ciudad de Gaza, Franja de Gaza Central, Khan Yunis y Rafah. Los consejos tendrían la tarea de gestionar la vida civil en la Franja, después de cumplir con ciertos requisitos previos: no estar relacionados con facciones terroristas, reconocer el estado de Israel y participar en un plan de reeducación también llamado proceso de desnazificación.

Israel establecerá una Dirección Administrativa Internacional (IMD, por sus siglas en inglés) para la ayuda, la reconstrucción y la supervisión de los consejos administrativos. No se contempla para nada incluir a la Unión Europea en los nuevos órganos de gobierno, pero sí a los Estados Unidos, algunos países occidentales como Alemania, Francia, Reino Unido e Italia, así como a Estados suníes pragmáticos como Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y posiblemente Arabia Saudita, como parte de una maniobra destinada a normalizar las relaciones entre Riad y Tel Aviv.

Israel debería favorecer, asimismo, el despliegue de un cuerpo parecido a la Fuerza Multinacional y Observadores en el Sinaí, instrumento de mantenimiento de la paz creado en 1982 con el apoyo de Estados Unidos.

Durante la tercera y última fase, los palestinos podrán autodeterminarse.

El plan propuesto no pone ningún obstáculo real a la capacidad de los palestinos para lograr la autodeterminación una vez que reconozcan a Israel como el Estado judío y abandonen las actividades terroristas imputables a Hamas.

¿Los palestinos? Digamos que brillan por la ausencia, al igual que en los Acuerdos Abraham, negociados durante el anterior mandato de Donald Trump.  ¿Qué opinan los palestinos?


viernes, 23 de mayo de 2025

Erdogan se va, pero...

 

El sultán Erdogan escogió el mejor momento para comentar sus planes de futuro: lo hizo a la vuelta de su visita oficial a Hungría, aprovechando la calma que reinaba en el avión presidencial. Los periodistas que le acompañaban necesitaban una “primicia”. Y la tuvieron. Erdogan les habló de sus proyectos: la mediación entre Rusia y Ucrania, la permanencia en la OTAN, el espectacular incremento de la producción de la industria armamentística, la tortuosa relación con la Unión Europea, las perspectivas de integración en BRICS, la operación sonrisa hacia los Estados de Asia, la expansión del otomanismo en el mundo árabe islámico.

¿Proyectos para Turquía, para la política de nuestro país, Mannei Sultan? La respuesta del Mannei Sultan – monarca honrado – sorprendió a la comitiva de plumíferos presidenciales. No tengo intención alguna de volver a postularme a la presidencia, contestó Erdogan. Lo que el país necesita ahora es una nueva Constitución. La constitución actual fue redactada durante un golpe de Estado, en la vieja Turquía, que aún conserva la mentalidad golpista. Hace falta tener una Constitución redactada por la sociedad civil, no por golpistas, dijo en presidente. Añadió que su partido – el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) - empezó a redactar un proyecto de Carta Magna e instó a la oposición a sumarse a este proyecto. ¿Elecciones anticipadas?, preguntaron los periodistas. No hacen ninguna falta; hace dos años, el país eligió a sus representantes en el Parlamento para un mandato de cinco años, recordó Erdogan.

Recep Tayyip Erdoğan es el presidente de Turquía desde el 28 de agosto de 2014. Anteriormente, fue primer ministro de 2003 a 2014 y alcalde de Estambul de 1994 a 1998. Quien gobierna Estambul, gobierna Turquía, solía decir en aquella época. Su última reelección tuvo lugar el 28 de mayo de 2023, cuando derrotó, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, al líder de la oposición, Kemal Kılıçdaroğlu, obteniendo el 52,18% de los votos.

Según la Constitución actual, este es su último mandato, que finaliza en 2028. Sin embargo, ya en marzo de 2024, Erdoğan dijo que no tenía intención de volver a presentarse.

Sin embargo, en enero de este año, un portavoz de su partido (AKP) mencionó que una posible candidatura para un cuarto mandato estaba en la agenda, sugiriendo la posibilidad de una enmienda constitucional o la convocatoria de elecciones anticipadas para permitirlo.

Subsiste el interrogante: ¿y si la nueva Constitución contempla la posibilidad de otorgarle un nuevo mandato? En este caso, Erdogan se va, pero…

jueves, 8 de mayo de 2025

¡Qué vienen los americanos!

 

En 1945, a finales de la Segunda Guerra Mundial, los pobladores de Europa oriental, ocupada por los ejércitos hitlerianos durante los años 30 y 40, se hartaban de repetir el mantra recibido a través de las emisoras anglosajonas: ¡Qué vienen los… americanos! Pero ¡ay! el mensaje poco tenía que ver con la realidad; los libertadores fueron… los rusos.

Resulta que, durante la cumbre de Yalta, el primer ministro británico, Winston Churchill, le regaló la mitad de Europa a su anfitrión, José Stalin. Las futuras zonas de influencia del Viejo Continente se trazaron sobre una servilleta de papel que el político inglés encontró durante el banquete de despedida ofrecido por Stalin a sus huéspedes el norteamericano Franklin Delano Roosevelt y el inglés Winston Churchill. Al revisar los garabatos del Primer Ministro de Su Graciosa Majestad, Stalin no dudó en manifestar su desacuerdo: Añádeme Rumania. Y Rumanía pasó a formar parte de la zona de influencia de Moscú.  La servilleta – autentico documento histórico – está expuesta en un museo de Londres.

¡Qué vienen los… americanos! Sí, pero los americanos llegaron cinco décadas más tarde, hacia finales del siglo XX. Llegaron después de la desintegración de la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín. Llegaron para quedarse, pero la plaza ya estaba tomada por sus aliados británicos, franceses, italianos, holandeses y ¡alemanes! quienes – so pretexto de luchar contra el comunismo – introdujeron el consumismo.

Sin embargo, para los pobladores de Europa oriental, América seguía siendo el ansiado El Dorado.

¡Qué vienen los americanos! Esta vez, con sendas misiones comerciales, empeñadas en localizar (y aprovechar al máximo) nuevas oportunidades de negocios. La primera, el "Trump Business Forum 2025", está liderada por Donald Trump Júnior, hijo mayor del magnate – presidente, quien se dedica a sacar adelante los negocios de la familia. El pasado año, su prioridad absoluta fue la organización de la campaña presidencial de su padre. Ahora,el objetivo primordial son los negocios familiares. Júnior pretende localizar oportunidades de business en los sectores inmobiliario, comercial y hotelero.

Si bien en el pasado Europa Central y Oriental fue una zona muy a menudo ignorada, actualmente presenta un panorama mucho más favorable en comparación con Europa Occidental, afirma Trump Júnior, quien añade que, a su juicio, los gobiernos de esta región siguieron políticas racionales que sirvieron a los intereses de sus propios ciudadanos. En pocas palabras: nada de globalismo, de veneración al dios Soros, de Agenda 2030.

El Trump Business Forum 2025 se trasladará a seis países de Europa Central y Oriental: Hungría, Rumanía, Bulgaria, Serbia, República Checa y Eslovaquia. Detalle interesante: la mitad de dichos Estados comulga con la política de la díscola Georgia Meloni. La otra mitad…

Pero el Trump Forum es sólo una avanzadilla; un rompehielos que abre la vía a otras expediciones. Nos ha llamado la atención la presencia en algunas capitales europeas de otras misiones comerciales, integradas por hambres de negocios pertenecientes al Partido Republicano.

Los americanos han llegado; ya están aquí, en la otra Europa. ¿El impacto de su tardía visita? Hay que esperar y ver…


lunes, 17 de febrero de 2025

Serbia: ¿nuevo escenario de una revolución de colores?

 

Otro fin de semana de protestas populares en Belgrado. Nada inusual para los habitantes de la capital serbia. Teníamos manifestaciones estudiantiles siete meses al año, pero que jamás se materializaron en revoluciones de colores, como en Ucrania, Georgia o las antiguas repúblicas soviéticas del Cáucaso, comenta un viejo politólogo que echa de menos la Yugoslavia del mariscal Tito.

Curiosamente, tras la desaparición del Tito llegaron los bombardeos de la OTAN, el desmembramiento del país, la creación del protectorado atlantista de Kosovo, el fervor europeísta. Sin embargo, la prensa occidental se limita a vaticinar que el país balcánico acabará siendo en escenario de una nueva revolución de colores.

El Presidente Alexandar Vučiċ, líder del ala europeísta del Partido Progresista Serbio, aguantó estoicamente las numerosas críticas y sugerencias provenientes de la capital comunitaria: Belgrado se muestra demasiado compaciente con Rusia, no aplica las sanciones decretadas por Occidente contra el régimen de Vladímir Putin, su acercamiento a Pekín resulta a la vez preocupante y peligroso… Para los eurócratas, esta actitud frívola podría entorpecer las negociaciones de adhesión de Serbia a la Unión Europea. Ante la avalancha de críticas de Bruselas, Vučiċ optó por responder con un lacónico nos queda la opción de los BRICS, de esta agrupación de países liderada por Rusia y China, que pretende ser una versión más liberal de las estructuras creadas por Washington después de la Segunda Guerra Mundial: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Organización Mundial del Comercio, etc.

Los BRICS no son, como afirman algunos políticos occidentales, un vivero de rojos. Entre los cuarenta candidatos a la adhesión figuran Estados como Turquía – miembro fundador de la OTAN – Arabia Saudita, país que difícilmente podríamos tachar de progresista, Indonesia y un largo etcétera. Pero, ¿Serbia en los BRICS?  Inconcebible; todos los Estados europeos deben adherirse a la OTAN y la UE. Es una norma.

Vučiċ contraataca: en los últimos 10 años, la CIA gastó alrededor de 3.000 millones de dólares para destruir Serbia. (No, no fue la USAID, fue la CIA). Sabemos quién lo hace y cómo lo hace. Es el trabajo sucio de una red de agentes occidentales. Lo toleraremos hasta cierto punto, después de lo cual nos comportaremos de conformidad con las normas que el Estado debe respetar.

Para los politólogos occidentales, hay que distinguir entre las injerencias externas malas: la de China, del mundo ruso o de Elon Musk y las buenas: el Atlantic Council, la OTAN, la Unión Europea o el entramado de Georges Soros.

Para los gobernantes de Belgrado, la actual oleada de protestas populares poco tiene que ver con la disidencia política interna. Se trata, más bien, de una campaña diseña para fracturar el país y obligar a la clase política a tomar la senda del atlantismo globalista.  

Malos augurios para las democracias del Viejo Continente


miércoles, 5 de febrero de 2025

Gaza – sueños y pesadillas

 

Welcome to the USAF military base – Gaza. El letrero resultaba algo desconcertante. ¿Fuerza aérea estadounidense en Gaza? Imposible… El despertador puso las cosas en su sitio. Fue un sueño, una pesadilla. ¿Una pesadilla? Pero si todos los noticiarios abren con la misma noticia: Donald Trump quiere adueñarse de la Franja de Gaza, expulsando a sus pobladores. El proyecto del actual inquilino de la Casa Blanca es meramente pacifico. Los gazatíes – alrededor de 1.800.000 almas – serán sustituidos por un gigantesco plan inmobiliario: La Riviera de Oriente Medio. Una mega urbanización de lujo, que compita con la Costa Azul gala o la codiciada Florida. Una iniciativa muy acorde con los antecedentes de promotor inmobiliario de Trump.

Sim embargo, los politólogos y los analistas conocedores de la zona tildan de aberrante, descabellado, utópico, cuando no ilegal el plan del presidente estadunidense. De materializarse, la iniciativa supondría: la evacuación permanente, NO temporal, de la población de la Franja; una amenaza para el proyecto nuclear iraní y la desactivación de los esfuerzos diplomáticos encaminados a la normalización de las relaciones entre Tel Aviv y Riad. Las exigencias de la monarquía wahabita de contar con la solución de dos Estados – Israel y Palestina – resultarían, pues, inútiles. El Estado Judío contaría con un nuevo vecino en la orilla del Mediterráneo: Estados Unidos.

Trato de hacer memoria. Gaza ha sido siempre un quebradero de cabeza para el establishment israelí. En el otoño de 1967, al visitar el territorio recién conquistado por el ejército hebreo, el entonces primer ministro israelí, David Ben Gurion, advirtió a los militares que la acompañaban: Hay que salir de Gaza; es una bomba de relojería. No se refería el veterano político a la hipotética o aún inexistente amenaza terrorista, sino al problema que suponía la demografía de la Franja, las condiciones de vida infrahumanas de los habitantes, los antecedentes de violencia política o religiosa que socavaron los cimientos de Egipto, antigua potencia administradora de Gaza.    

Ben Gurion se sentía hasta cierto punto culpable por los resultados de su política. En 1948, cuando el Gobierno hebreo procedió a la expulsión de la población palestina de la franja costera, el propio Ben Gurion dejó una gran bolsa demográfica en Gaza y Cisjordania. Con el paso del tiempo, el mecanismo de la bomba de relojería se activó.

La retirada, en 2005, del ejército israelí estacionado en la Franja, facilitó el golpe de Estado que desembocó en la llegada al poder del movimiento islamista HAMAS, acérrimo rival de Al Fatah, la corriente mayoritaria de la OLP.

La iniciativa de Donald Trump, que hace caso omiso de las alianzas y los antagonismos de la zona, podría llevar a una reconfiguración del mapa geopolítico de la región, que tendría inesperados efectos a escala mundial. El proyecto de Gaza – Riviera de Oriente Medio podría frenar el expansionismo de Ankara, limitando la influencia del presidente Erdogan en el mundo árabe-musulmán.

Cabe suponer que también afectaría al protagonismo de Qatar, discreto aliado de Irán y banquero de Hamas así como de otros movimientos rebeldes en la zona.

¿Solución? No hay solución, pero sí una constatación: la intervención militar de Israel en Gaza se saldó con un inconfesable fracaso.


domingo, 19 de enero de 2025

El alto el fuego Israel – Gaza: ¿un rayo de luz?

 

La liberación de tres jóvenes rehenes de Hamas, capturadas hace 471 días por el movimiento radical islámico, se convirtió en un festival de hipócritas soflamas de respetables diplomáticos y politólogos, que trataron de convencer a la audiencia de las cadenas de televisión occidentales que el acuerdo de alto el fuego provisional entre Israel y Hamas pudo haberse logrado merced a la presión internacional. Nada menos cierto, en realidad, puesto que las manifestaciones de apoyo a uno y otro bando realizadas en Occidente en los últimos 15 meses resultaron ser a la vez parciales y contraproducentes. Los partidarios de una Palestina “del río hasta el mar” se enfrentaron con los simpatizantes del “Gran Israel”, defensores del expansionismo del Estado Judío. Malos augurios, ambos, para el diálogo y la convivencia de ideas, ideologías y religiones.

Sería interesante analizar detenidamente el argumentario de ambos bandos, sin caer en la trampa de la excesiva simplificación. La problemática de Oriente Medio es sumamente compleja; los slogans no permiten identificar las “zonas grises” del pensamiento crítico. El grave error que cometen los políticos, muchos políticos, consiste en defender esquemas haciendo caso omiso de las ventajas y los inconvenientes de sus fórmulas.    

Al anunciar el acuerdo sobre el alto de fuego entre Israel y Gaza, los dos Presidentes de los Estados Unidos – el saliente – Joe Biden y el futuro – Donald Trump – no dudaron en atribuirse la paternidad del éxito. Para Biden, se trata del culmen de su mandato. Para Trump, de un primer éxito político logrado en compañía, eso sí, de su archirrival demócrata.

Biden acompañó su mensaje de despedida con una advertencia: Cuidado, queridos compatriotas; qué vienen los oligarcas. Alusión transparente a los multimillonarios que se arrimaron al bando de Trump: Elon Musk, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg.  Trump, por su parte, se limitó en reconocer que el alto el fuego se negoció con el equipo de Biden.

Curiosamente, uno de los primeros altos cargos que se apartó de la postura del presidente saliente fue su Secretario de Estado, Antony Blinken, quien manifestó que HAMAS no puede ser derrotado mediante una solución militar, ya que el movimiento palestino ha reclutado durante de invasión israelí casi tantos nuevos combatientes como los que perdió en los últimos meses.   

Al escribir estas líneas, nos llega la noticia de que la primera fase del acuerdo de alto el fuego se ha materializado. La tres primera rehenes secuestradas por Hamas llegaron a Israel sanas y salvas. Los presos palestinos fueron liberados. Se contempla la retirada parcial de las unidades israelíes del enclave. Las tropas se reubicarán en áreas situadas a unos 700 metros de la frontera con Gaza.

La segunda fase del acuerdo, prevista para dentro de seis semanas, prevé la liberación de los prisioneros israelíes restantes, así como de un número mayor de reclusos palestinos. Una vez completado este intercambio, Israel debería proceder a la retirada total de sus fuerzas de Gaza.

La tercera etapa del acuerdo consistirá en la entrega de los cuerpos de los rehenes fallecidos en el cautiverio y de la elaboración de un plan para la reconstrucción de Gaza, que se llevará a cabo bajo supervisión internacional. Los negociadores del acuerdo – Egipto, Qatar y Estados Unidos – confiesan que no se ha podido elaborar un borrador de dicho plan. Para muchos, queda descartada la opción de una Administración provisional multinacional. Otros descartan la posibilidad de recurrir a las estructuras de la Autoridad Nacional Palestina, desprestigiada en la Franja. Algunos politólogos estadounidenses, desconocedores de la realidad de Oriente Medio, piensan haber encontrado una solución milagrosa: ¡Hamas! El afán de Netanyahu de acabar con la hidra palestina quedaría, pues, relegado a un segundo, véase tercer plano.

Los partidos ultraconservadores abandonaron en Gobierno de Netanyahu, argumentado que el acuerdo de alto el fuego sería perjudicial para la seguridad de Israel.  Sus temores están compartidos por muchos ciudadanos de edad avanzada, que desconfían de las promesas del actual Gobierno.

Me alegro de que estas jóvenes hayan vuelto a casa. Pero me preocupa el porvenir de mí país. Creo que vamos de mal en peor, confesaba anoche un viejo telaviviense.  ¿De mal en peor?