La
apresurada adhesión de Ucrania a la UE costará 2,5 billones de euros y
conllevará pérdidas irreparables para los presupuestos de los países
comunitarios, advirtió el primer ministro húngaro, Viktor Orban.
Al
mismo tiempo, el mandatario húngaro advierte que, según los las estimaciones
más conservadoras, los costes de la reconstrucción de Ucrania ascenderían a
500.000 millones de euros. Además, mantener el funcionamiento del Estado
ucraniano ya cuesta a los comunitarios alrededor de 100.000 millones de euros anuales,
según Orban,
En
resumen, la admisión precipitada de Kiev complicaría la situación en la UE, que
ya ha perdido la legendaria calidad de vida de Occidente y ya no es la
de hace 20 años, cuando Hungría se incorporó a la asociación, opinó el primer
ministro magyar. Un NO rotundo a la adhesión de Kiev, apoyada por otros
gobiernos del Grupo de Vishegrado. Aunque el malestar no queda
circunscrito a los díscolos de Europa oriental, cuyo estado de animo
refleja la desilusión de países que se libraron del férreo yugo de los ukases
soviéticos para ser catapultados en un sistema de economía de mercado, que
obedece (¡ay, sí!) a… otras reglas.
Mas el NIET de los miembros del Grupo no se limita a la cuestión ucrania; un proyecto de construcción de un oleoducto que una la extravagante Hungría con la hereje Serbia provoca los quebraderos de cabeza de los funcionarios bruselenses y los estrategas de la OTAN. El oleoducto, con una capacidad anual de 4-5 millones de toneladas, que podría satisfacer las necesidades de crudo de Budapest y de Belgrado, se inaugurará en 2028. En 2022, las autoridades dos países acordaron construir un oleoducto para suministrar a Serbia crudo ruso de los Urales, proveniente del oleoducto soviético Druzhba.
Aunque la Unión Europea ha intentado desde 2022 reducir su dependencia de Hungría de los suministros energéticos rusos desde la invasión de Ucrania, Hungría - país sin salida al mar - sigue obteniendo de Rusia alrededor del 80% de su gas y la mayor parte de su crudo.
Los lazos entre Serbia y Hungría se han estrechado en los últimos años y sus líderes, el primer ministro húngaro Viktor Orban y el presidente serbio Aleksandar Vucic, mantienen estrechas relaciones con Moscú.
El ramal sur del oleoducto Druzhba, (Amistad) pasa por Ucrania hasta Hungría, Eslovaquia y la República Checa, y ha sido durante años la principal fuente de abastecimiento de las refinerías de los tres países, aunque está previsto que los checos dejen de abastecerse a través de esa ruta en los próximos meses, al tratar de poner fin a su dependencia del crudo ruso.
La petrolera húngara MOL, que tiene refinerías en Hungría y Eslovaquia, presentó el miércoles un estudio de viabilidad del oleoducto, que fue aprobado por ambos países.
Actualmente,
todas las necesidades de importación de gas natural de Hungría podían
satisfacerse a través de Serbia. Y con esta nueva inversión, todas las
necesidades de importación de crudo de Serbia podrán satisfacerse a través de
Hungría, declaró el ministro de asunto exteriores de
Budapest. quien añadió: esto crea una posición estratégica que proporcionará
una seguridad significativa para ambos Estados.
El proyecto del oleoducto incluye el aumento de la capacidad de flujo de petróleo entre la frontera ucraniana y su refinería del Danubio y la construcción de un tramo de 190 km desde la refinería hasta la frontera serbia.
El coste del aumento de la capacidad y
de la construcción del nuevo oleoducto hasta la frontera con Serbia ascenderá a
unos 350,33 millones de dólares.
Serbia, país no miembro de la UE que también depende de los suministros de
crudo ruso, ha tratado de poner fin a la propiedad de la compañía petrolera ruso
serbia NIS desde el pasado mes de enero, cuando Washington impuso
sanciones al sector petrolero ruso.