lunes, 25 de octubre de 2021

Turquía – ¿el “aliado fiel” de Occidente?


El ministro de Defensa de Turquía, Hulusi Akar, sorprendió a sus aliados de la OTAN al manifestar el malestar de su Gobierno por el establecimiento de acuerdos militares fuera de la Alianza Atlántica. Aludía el titular de Defensa del Gobierno Erdogan al pacto de cooperación estratégica entre Grecia y la República Francesa, rubricado a finales de septiembre, que incluye un pedido de tres fragatas francesas valoradas en 3.000 millones de euros.

Comentando la noticia, el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, señaló que el acuerdo contemplaba una cláusula de asistencia mutua en caso de posibles amenazas externas.

Dado que todos pertenecemos a la OTAN, deberíamos ser conscientes de que el establecimiento de acuerdos fuera del ámbito de la Alianza dañaría el prestigio de la organización, afectarían las relaciones bilaterales y provocarían la erosión de la confianza, manifestó el ministro turco.

Sabido es que Grecia y Turquía se disputan los derechos sobre la zona de exclusión económica de las plataformas continentales y sus respectivas fronteras marítimas. Aparentemente, los contactos exploratorios sobre la soberanía naval, celebrados a comienzos de este año, finalizaron con resultados constructivos, sentando las bases para una nueva ronda de consultas intergubernamentales.  

La clave del conflicto estriba en los derechos de explotación de los recursos marítimos (gas natural, petróleo), que Grecia y Chipre pretenden apropiarse con la complicidad de empresas estatales francesas.

Curiosamente, la advertencia de Akar coincide con la nueva ronda de consultas entre Turquía y Estados Unidos sobre la venta de aviones F-16 a cambio de la cuantiosa inversión de Ankara en el programa de F-35, del que los norteamericanos eliminaron a su fiel socio euroasiático tras la controvertida compra del sistema de defensa antiaéreo ruso S-400, deseada y avalada por el propio presidente Erdogan.

¿Decidió el actual inquilino de la Casa Blanca perdonar a las volubles autoridades turcas, haciendo caso omiso del impacto político, estratégico y mediático causado por la jugada del sultán Erdogan? Obviamente, la adquisición de material bélico ruso por un país miembro de la Alianza Atlántica no puede considerarse un… simple capricho.  De hecho, el llamémoslo desafortunado incidente que algunos pretenden escamotear ha sentado las bases de una cooperación estrecha y duradera entre la Rusia del zar Putin y la potencia regional (que ya no imperial) acaudillada por el sultán Erdogan.

Turquía y Rusia ya no se enfrentarán; las relaciones entre los dos países han entrado en una nueva fase, que tendrá un impacto directo en la dinámica regional y mundial, asegura Aleksander Dugin, controvertido politólogo moscovita que se vanagloria de ser amigo personal y consejero áulico de Vladimir Putin. 

Ese vástago de un antiguo alto cargode la KGB, que llegó a conocer los entresijos de la casa, es también el promotor de la doctrina euroasiática del Kremlin, una baza geopolítica que pretende confluir el mundo cristiano ortodoxo ruso con el Islam caucásico y, por qué no, asiático. Duguin dirige en Moscú el Centro de Estudios Euroasiáticos, un punto de encuentro creado y financiado por el Kremlin que favorece el acercamiento a la cultura y religión musulmanas. No hay que extrañarse, pues, al comprobar que el Doctor Dugin hable en nombre de... Rusia.

Recientemente, Dugin aseguró a los medios de comunicación turcos que los presidentes Erdogan y Putin trazaron, en el encuentro celebrado en Sochi el 29 de septiembre, una hoja de ruta para el futuro al comprometerse a descartar cualquier enfrentamiento armado o posible conflicto económico.

 El gurú ruso vaticinó que Estados Unidos se retirará de Siria de manera gradual, tratando de no generar situaciones de crisis. A partir de este momento, la postura común de Turquía, Rusia e Irán será el factor determinante para la pacificación de Siria.

Aludiendo a Crimea, Dugin hizo hincapié en el hecho de que Rusia considera la península como parte integrante de su territorio, tesis rebatida hasta ahora por Ankara. Si Turquía cambia su posición sobre Crimea, añadió, Rusia podría reconocer la soberanía de la República Turca del Norte de Chipre (TRNC), entidad estatal artificialmente creada por los militares turcos, que sólo cuenta con el reconocimiento de Ankara.   

Conviene recordar que Turquía condenó, junto con los demás miembros de la OTAN, la anexión de Crimea por parte de Moscú en 2014, expresando su apoyo a la integridad territorial de Ucrania.

Analizando las previsiones de Aleksaner Dugin, cabe preguntarse se el hasta ahora molesto eje Moscú – Teherán podría convertirse, en un futuro no demasiado lejano, en el aún más molesto triangulo Moscú – Ankara – Teherán.

Se admiten apuestas.


jueves, 14 de octubre de 2021

Israel se reserva el derecho de emplear la fuerza contra Irán

 

Mientras la Administración Biden centra sus baterías en el nuevo rival-competidor-enemigo – China – el inquilino de la Casa Blanca invita a sus aliados a hacer frente común contra el… peligro amarillo.

Nada nuevo bajo el sol: los humanos y, ante todo, los adalides de los grandes imperios, necesitan enemigos. En el siglo XX, el oponente se llamaba Rusia, los soviets, el comunismo, el marxismo. En el umbral del nuevo milenio, el Islam tomó el relevo del peligro rojo. Samuel Huntington nos presentó, con sumo detenimiento, su teoría sobre el choque de las civilizaciones, que podría resumirse en pocas palabras: Islam contra Occidente. Poco después, los radicales de Osama Bin Laden se encargaron de abrir la caja de Pandora: sangre, terrorismo, inestabilidad política, racismo, xenofobia. Aparentemente, el nuevo rival era más despiadado que el manido oso ruso, inductor de tantas pesadillas en el civilizadísimo Mundo Libre.

¿El Islam? No, es un error; nuestro verdadero contrincante será China, advirtió el bueno de Huntington, tras haber recibido una nueva revelación. Mas el peligro tardó en materializarse. De todos modos, Trump y Biden no descubrieron la pólvora, ya que se trata de un invento…  chino.

Huelga decir que más cerca de nosotros, en el Mediterráneo, la percepción de los peligros es muy distinta. Aquí, los chinos tendrán su muelle en el puerto de Haifa, hasta ahora escala predilecta de la 6a Flota estadounidense en el Mediterráneo. Y, por si fuera poco, el gigante asiático cuenta con otra cabeza de puente: el puerto de Pireo.  

Aquí, la verdadera obsesión es Irán, el peligro que implica el programa nuclear del país de los ayatolás.  Israel, que lleva más de un cuarto de siglo advirtiendo sobre la amenaza iraní, optó por plantar cara al gran Hermano norteamericano, tras comprobar la tibieza de la Casa Blanca para con Irán.

Israel se reserva el derecho de emplear la fuerza contra Teherán para evitar que los iraníes adquieran el arma nuclear, advirtió ayer en Washington el ministro de Asuntos Exteriores del Estado judío, Yair Lapid, durante una conferencia de prensa conjunta con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. Era la constatación del fracaso de una gira diplomática en la cual Lapid, un político moderado, tropezó con la indecisión y la irritante ambigüedad de la Administración Biden.

Cierto es que tanto Washington como Moscú están desplegando grandes esfuerzos para salvar el acuerdo sobre el programa nuclear iraní. Rusos y americanos prefieren volver a la mesa de negociación, confiando en poder imponer una solución diplomática.  La pasada semana, el ministro iraní de Asuntos Exteriores, Hossein Amir-Abdollahian, se entrevistó en Moscú con su colega ruso, Sergey Lavrov. Poco antes de la reunión, Lavrov habló con el secretario de Estado Blinken acerca de los esfuerzos para reconducir las consultas con Irán. Al término del encuentro, Amir-Abdollahian insinuó que las conversaciones se reanudarán pronto.

Pero los israelíes no confían en las buenas palabras de los diplomáticos; estiman que hacen falta argumentos más contundentes para persuadir a los iraníes. ¿Un nuevo paquete de sanciones económicas? ¿La amenaza de un posible recurso a la fuerza? ¿Campañas de desestabilización interna? Los estrategas de Tel Aviv no descartan ninguna opción. Recuerdan, si es preciso, que el programa de Gobierno del líder de la revolución islámica, el ayatolá Jomeini, finalizaba con la frase: combatiremos hasta el día en que la bandera verde del Islam ondee sobre Jerusalén.

Decididamente, los comentarios sobran.