viernes, 28 de enero de 2011

Palestina bien vale un "YaziLeaks"



En un mundo en el que la revelación de secretos oficiales vale su peso en oro (o en millones de dólares), alguien decidió que el mal llamado y peor llevado “proceso de paz” de Oriente Medio se merecía un pequeño escandalillo. Así podríamos resumir la iniciativa de la cadena de televisión catarí Al Yazira de publicar en su portal de Internet unos supuestos documentos confidenciales relativos a las negociaciones entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y el Estado de Israel. Los “papeles palestinos”, que los cataríes comparten con el rotativo británico The Guardian, parecen haber causado estupor en algunos círculos periodísticos, que desconocen los entresijos de las relaciones entre palestinos e israelíes. Merced a la ignorancia, el escándalo está servido. El que esto escribe prefiere emplear el vocablo “ignorancia”, sinónimo, en este caso concreto, de “mala fe”.

De hecho, el Yazileaks (variante catarí de WikiLeaks), se limita a reflejar, de manera meramente anecdótica, la sinuosa trayectoria de las negociaciones entre las dos comunidades, dirigidas por un árbitro poco imparcial – Estados Unidos – que desempeña gustosamente el papel de juez y parte en el proceso. De la lectura de los documentos queda constancia del escaso interés de las Administraciones norteamericanas en adoptar una postura ecuánime. En efecto, los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca tuvieron que claudicar ante la intransigencia israelí. Por su parte, los Secretarios de Estado llevaron una política de doble rasero, haciendo suyos los argumentos del establishment de Tel Aviv.

Pero vayamos por partes. Sorprende a los analistas de la cadena catarí la supuesta renuncia por parte de los negociadores palestinos a defender el derecho de retorno de los refugiados. Sin embargo, los documentos publicados hasta la fecha se hacen eco de la postura oficial de Israel durante y después de la Conferencia de Madrid, cuando la propuesta oficial de Tel Aviv contemplaba el retorno al territorio del Estado de Israel de unos 50 a 120.000 refugiados palestinos, en su gran mayoría, gente adinerada dispuesta a financiar proyectos empresariales bajo el paraguas hebreo. A ello se sumaba el desconcierto de la ANP, incapaz de concebir el reasentamiento en el exiguo territorio cisjordano de unos 2 a 4 millones de exiliados. El tema quedó, pues, pendiente debido a la incapacidad de ambas partes de hallar salidas airosas.

Tampoco las propuestas de un canje de territorios parece favorecer a los palestinos, quienes debían aceptar, a cambio de los barrios limítrofes de Jerusalén oriental, unos palmos de tierra desértica en el Néguev. ¿Contemplaba la ANP la posibilidad de ceder definitivamente la soberanía de los barrios árabes de Jerusalén al Estado Judío? La propuesta, formulada en reiteradas ocasiones por expertos de las dos comunidades, barajaba la posibilidad de una administración conjunta de la Ciudad Santa. En cuanto al control palestino sobre la Explanada de las Mezquitas se refiere, es preciso recordar que hace un par de décadas los estadistas hebreos parecían más propensos a negociar su traspaso a… la Corona wahabita. Pero las gestiones fracasaron; había que contentarse, en última instancia, con los interlocutores palestinos.

Al abordar el tema de la seguridad, conviene tener presente el hecho de que para los estrategas israelíes este concepto se aplica sola y únicamente a la población israelí. Los palestinos quedarían bajo “la tutela” del ejército hebreo.

Curiosamente, el único estadista israelí que logró desbloquear las consultas intercomunitarias fue el poco carismático Ehud Olmert, antiguo alcalde de Jerusalén, persuadido en su foro interno que la paz pasaba, forzosamente, por la convivencia. Su sucesor, Benjamín Netanyahu, ostensiblemente molesto por el camino recorrido durante el gobierno de Olmert, optó por hacer borrón y cuenta nueva, alegando que no hallaba interlocutores válidos en el bando palestino. Cuando Netanyahu lamenta la ausencia de interlocutores, se refiere obviamente a unos complacientes cipayos palestinos.

Pero hay más: durante el mandato de George W. Bush, se baraja la posibilidad de que Israel “traslade” a Cisjordania a ciudadanos árabes (israelíes) residentes en Galilea. ¿Sería este operativo de “limpieza étnica” un primer paso hacia el reconocimiento del carácter “judío” de Israel? El “YaziLeaks” no contesta a esta pregunta. Como tampoco ofrece respuestas claras a ningún interrogante relacionado con las luchas intestinas entre el sector laico de la ANP y los radicales de Hamás. Cabe preguntarse, pues: ¿a quién le favorece la filtración? Se aceptan apuestas/respuestas.

viernes, 21 de enero de 2011

El genio de la democracia recorre las tierras del Islam


Todos los gobernantes árabes miran hacia Túnez presa de pánico; todos los ciudadanos del mundo árabe dirigen sus miradas hacia Túnez con una extraña mezcla de esperanza y solidaridad”, afirmaba recientemente un politólogo egipcio, tratando de contestar a las preguntas, ¡ay! comprometidas y tal vez comprometedoras de una cadena de televisión estadounidense.

Sería sumamente difícil hallar una mejor definición del levantamiento popular que acabó con el largo reinado de terror impuesto al pequeño país norteafricano por la dictadura del coronel Zine El Abidine Ben Ali, el ex policía que derrocó, en 1987, al mítico Habib Bourguiba, padre del nacionalismo independentista y primer presidente de la República de Túnez.

El estado de salud de Bourguiba le incapacitó en varias ocasiones durante los últimos años de su mandato. Las prolongadas ausencias del Presidente entre 1980 y 1987 incitaron al entonces Primer Ministro, Zine Ben Alí, a urdir un complot contra el jefe del Estado. En 1987, aprovechando el apoyo del ejército y de las fuerzas de seguridad, el coronel protagonizó el primer golpe de estado en la historia del país. Exit Bourguiba; Bel Alí tomó las riendas del poder, aplicando a la totalidad de la población tunecina los “métodos de persuasión” empleados por sus colegas de los cuerpos de policía.
Conviene señalar que Zine Ben Alí nunca intentó forjarse una imagen de político demócrata. Ni falta que le hacía; asumió el poder en una época en la que todavía los gobernantes árabes se dividían en dos categorías: los “títeres de Moscú” y los “amigos de Occidente”. A estos últimos se les perdonaban los abusos, las violaciones de los derechos básicos de los ciudadanos, la brutalidad, el cinismo. Recordaban algunos el comentario del Presidente norteamericano Franklin Delano Roosevelt, que trató de salirse del paso al hablar de un dictador latinoamericano con la famosa frase: “De acuerdo, es un hijo de p…, pero es nuestro hijo de p…”. Ben Alí fue, durante décadas, el “bastardo” de París y de Washington. Y ello, por la sencilla razón de que los franceses pretendían mantener a toda costa su hegemonía en las antiguas colonias del Norte de África, mientras que los norteamericanos utilizaban las instalaciones estratégicas para vigilar a su guisa el Mar Mediterráneo. El statu quo logró perpetuarse hasta el día en que un obrero desempleado decidió inmolarse “a lo bonzo”. Un procedimiento digno de un hereje, que el Islam condena; los suicidas no van al paraíso…

Mas la oferta paradisíaca de los gobernantes árabes nada tiene que ver con la bucólica leyenda del Corán. La crisis económica mundial afecta seriamente el mundo árabe-musulmán. A las revueltas desencadenadas en los últimos años por el aumento del precio del pan, se suma el descontento provocado por el constante deterioro de los niveles de vida, por el paro galopante. Desalentados por la ausencia de perspectivas de una vida digna, los jóvenes prefieren emigrar a Occidente; los mayores tratan de encontrar salidas más o menos airosas…

Después del estallido de Túnez, la inmolación se ha convertido en el medio de expresión de una población desesperada. Egipcios y mauritanos siguieron el ejemplo; jordanos y argelinos manifiestan su solidaridad con los contestatarios.

Recuerdan las almas caritativas que los “bastardos de Occidente” participan activamente a la “guerra global contra el terrorismo” declarada por el ex presidente Bush. Es ésta una de las razones por las que nuestros gobernantes defienden a sus “bastardos”.

Pero los tiempos cambian; habrá que sustituir a los habituales “aliados” por seguidores más civilizados, menos sanguinarios. ¿Será difícil encontrarlos? Durante décadas, la propaganda occidental prefirió hacer suyo el argumento de los gobernantes autoritarios: “los árabes no estás preparados para vivir en democracia”. Sin embargo, hoy en día el “genio de la democracia”, liberado de su lámpara por los “hombres bonzo”, parece hallar cartas de naturaleza en tierras del Islam.

Occidente tiene que abandonar su proverbial miopía política si pretende evitar otro conflicto; el enfrentamiento con una población hasta ahora oprimida, engañada y relegada en un tercer plano por nuestros “amigos”, los “bastardos”.

viernes, 14 de enero de 2011

¿Un "enemigo" llamado Turquía?


Mucho tiempo después de que Jomeyni y Osama bin Laden sean olvidados, aventuro que Recep Tayyip Erdoğán y sus compañeros serán recordados como los artífices de una forma de islamismo más insidiosa y longeva", afirmaba recientemente Daniel Pipes, fundador y director del Middle East Forum, entidad ultraconservadora norteamericana que lleva años denunciando la supuesta “miopía” de la postura oficial de Washington frente al conflicto de Oriente Medio.

Pese a sus reiterados intentos de hacerse pasar por un experto en cuestiones relacionadas con los conflictos israelo-árabe o israelo-palestino, Pipes no deja de ser un mero “conservador” o “neoconservador” empeñado en imponer a los círculos políticos más influyentes de Washington los criterios del establishment israelí. En 2003, cuando el entonces Presidente George W. Bush anunció el nombramiento de Pipes en la Junta de Gobierno del Instituto Norteamericano para la Paz, las críticas empezaron a llover de todas partes. No sólo se rebelaron los miembros del Partido Demócrata, detractores a ultranza el ideario del profesor de Filadelfia, sino también los organismos pro derechos cívicos y, por supuesto, las asociaciones de árabes americanos, quienes no dudan en tildar a Pipes de “oveja negra” de los respetables analistas políticos estadounidenses.

Pero la guerra de Daniel Pipes no se limita sólo al conflicto étnico, religioso, cultural y territorial que opone a israelitas y mahometanos. El fundador del Middle East Forum va mucho más lejos, lanzando advertencias contra la islamización socio-político-religiosa llevada a cabo por el Gobierno de Recep Tayyip Erdoğán, detectada recientemente por sus congéneres, quienes se hicieron eco de la existencia de una “agenda secreta” o, para ponerlo en buen castellano, de un “programa oculto” de los islamistas de Ankara.

Ficticia o real, la “amenaza” denunciada por los neo-cons se articula en torno a acciones concretas, como por ejemplo el referéndum que abre la vía a la modificación de la Constitución turca, la pugna sobre la utilización del velo islámico en los lugares públicos, los juicios contra oficiales de alta graduación acusados de haber preparado un golpe de estado contra el Gobierno de corte islamista liderado por Erdoğán. La tesis de Pipes es, al menos aparentemente, muy sencilla: mientras el régimen iraní constituye un peligro inmediato para Occidente debido al desarrollo de su programa nuclear, el terrorismo, la agresividad ideológica y/o la posible formación de un "bloque de resistencia", en el caso de poder capearse y doblegarse la “amenaza”, el Irán tendría un potencial único a la hora de sacar a los musulmanes de la edad media del islamismo y encauzarlos hacia una forma más moderna, moderada y sociable de islam.
¿Y Turquía? Recuerda el director del “Middle East Forum” que Atatürk, el padre del Estado turco moderno, expulsó al islam de la vida pública durante el período 1923-38. No obstante, los islamistas llegaron a formar parte de un Gobierno de coalición en los años 70 del siglo pasado. Más aún, entre 1996 y 1997, lideraron un primer Gobierno religioso. Las agrupaciones políticas de corte islámico se alzaron con la victoria en las elecciones generales de 2002, al obtener la tercera parte de los votos. Los gobernantes obraron con innegable cautela y probada competencia hasta la consulta popular de 2007, cuando obtuvieron más de la mitad de los sufragios. Estima Pipes que a partir de entonces comenzó la política de intimidación, de va desde las multas excesivas impuestas a los medios críticos, pasando por casquivanas teorías conspirativas contra las fuerzas armadas. Los islamistas obtuvieron el 58% de los votos en el referéndum celebrado en septiembre de 2010 y parecen destinados a ganar los próximos comicios, que se celebrarán a mediados de 2011.

Mientras la administración turca representa contados peligros inmediatos, la implantación más sutil por su parte de los repugnantes principios del islamismo hacen que parezca inminente como futura amenaza”, escribe Daniel Pipes, quién añade: “…de ahí que el país de Oriente Medio que reclama una solución más inmediata (de la amenaza terrorista) pueda convertirse en el líder de la cordura y la creatividad…al tiempo que el más incondicional aliado musulmán de Occidente, en cinco décadas (Turquía) se podría transformar en la fuente más grave de acciones hostiles y reaccionarias”.

Sería interesante conocer la opinión del Presidente Barack Obama, defensor del diálogo entre Islam y Occidente.

Para el autor de estas líneas, los comentarios sobran.

sábado, 11 de diciembre de 2010

BalkanLeaks - desafío de los periodistas búlgaros


Un equipo de periodistas búlgaros ha decidido seguir el ejemplo de WikiLeaks, creando el portal de información confidencial BalkanLeaks.
En las últimas 48 horas, la página ha publicado varios documentos oficiales, entre los que figuran las actas top secret de algunas comisiones del Parlamento búlgaro, detalles sobre la firma de contratos para el suministro de energía, informes de la Agencia Estatal para la Seguridad Nacional y de la Unidad de Lucha contra el Crimen Organizado.
BalkanLeaks trata de “tranquilizar” a los futuros colaboradores potenciales, comprometiéndose a preservar su anonimato. De hecho, el portal utiliza, al igual que WikiLeaks, el sistema de ordenadores TOR, difícilmente localizables por los servicios especiales.
Los fundadores de BalkanLeaks se han fijado como objetivo “promover la transparencia informativa y denunciar los lazos entre el crimen organizado y la corrupción política en los países balcánicos”.
“Sabemos que no estamos solos; hay mucha gente dispuesta a cambiar la faz de los Balcanes, que está preparada a aceptar este desafío”, señalan los promotores del proyecto.
De momento, resulta difícil acceder a BalkanLeaks a través de los servidores comerciales de algunos países de la UE, España incluida.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Harry Potter para necrófilos


El ayuntamiento de Ramle, una pequeña aldea árabe situada en territorio israelí, a pocos kilómetros del aeropuerto internacional de Tel Aviv, ha encontrado una inesperada fuente de ingresos. Se trata de la… ¡tumba de Harry Potter! No, desengáñese estimado lector; J.K. Rowlings no mató a su simpático héroe. Sin embargo, los restos mortales del auténtico Harry Potter, súbdito de Su Graciosa Majestad, descansan en tierra palestina desde 1939.
La historia resulta un tanto rocambolesca. El soldado Harry Potter, perteneciente al regimiento Worchestershire del ejército británico acantonado en Palestina hace más de 80 años, falleció el 22 de julio de 1939 en acto de servicio, luchando contra una banda de malhechores en las inmediaciones de Tel Aviv. Poco se sabe de aquél enfrentamiento. En los archivos ingleses no figura la identidad de los presuntos “criminales”. Lo cierto es que Harry fue enterrado con todos los honores en el cementerio militar de Ramle, junto a otros compañeros que defendían “la paz y el orden” en el territorio administrado desde finales de la década de los 20 por el Reino Unido.
Lo que sí sabemos es que el soldado Potter murió a la edad de 18 años, pues logró alistarse con sólo 17 en el ejército de Su Majestad, engañando ¡ay, qué poco fair play! a los oficiales de la oficina de reclutamiento.
También nos consta que el municipio de Ramle decidió aprovechar al máximo esa coincidencia de nombres para fomentar el turismo. De hecho, desde el macabro descubrimiento, el cementerio militar se ha convertido en el polo de atracción del turismo local e… internacional.
Detalle interesante: la aldea árabe cuenta también con un importante sitio arqueológico. Pero al parecer, la Historia “vende” menos que la Ficción. El “necroturismo” se está convirtiendo en el maná de una sociedad adicta a la cultura virtual. ¿Cultura?

viernes, 19 de noviembre de 2010

Israel: la moratoria más costosa


Hace un par de años, cuando Barack Hussein Obama asumió el cargo de Presidente de los Estados Unidos, decidió incluir en su lista de prioridades políticas la solución del conflicto de Oriente Medio. Una tarea sumamente difícil, si nos remitimos a los fracasos de otros estadistas norteamericanos que trataron, con la mayor buena fe o la máxima firmeza, acabar con el complejo conglomerado de problemas políticos, religiosos, étnicos o territoriales que oponen desde hace casi un siglo a las dos comunidades de pobladores de Palestina-Israel-Tierra Santa.
Los roces entre árabes y judíos se registraron ya en la segunda década del siglo pasado, cuando los oligarcas palestinos detectaron los primeros síntomas de colonización de las tierras administradas durante siglos por el sultán de Constantinopla. Curiosamente, la cohabitación forzosa, impuesta por los emisarios de la Sublime Puerta, dejó paso a una política de odio racial, fomentada por los funcionarios del servicio exterior británico encargados de administrar Palestina tras la caída y el desmembramiento del Imperio Otomano. Los ingleses se guiaban por la vieja máxima divide y reinarás. El final del mandato de Londres coincidió con el estallido de la primera guerra israelo-árabe, con el inicio de un conflicto armado que las grandes potencias de la postguerra fueron incapaces de gestionar. En efecto, hasta finales de la década de los 80, americanos y soviéticos compitieron en la búsqueda de “soluciones viables” susceptibles de poner punto final al conflicto intercomunitario. Sin embargo, los contrincantes – israelíes, árabes y palestinos – optaron por rechazar sistemáticamente sus propuestas. Todas o casi todas: los Acuerdos sellados en Camp David en 1978 y la Declaración de Principios de 1993, negociada discretamente en Oslo, parecían abrir la vía al diálogo entre hebreos y musulmanes.
Sin embargo, la invasión del Líbano (1982) y la llegada al poder de la derecha israelí (1997) tras el asesinato de Itzak Rabin, lograron acabar con las falsas esperanzas. Durante décadas, los palestinos recordaron las matanzas perpetradas en los campamentos beirutíes de Sabra y Shatila por las milicias cristianas libanesas con el beneplácito del entonces Ministro de Defensa israelí, Ariel Sharon, o la sensación de estrangulamiento impuesta por el establishment de Tel Aviv a los habitantes de Gaza y Cisjordania en la década de los 90.
Hay quien dice que Yasser Arafat cometió un grave error político al no proclamar la independencia de Palestina en 1999 ó 2000. Aparentemente, el raís estaba empeñado en buscar un… consenso.
Lo que sucedió después es harto conocido. Los sucesivos Gobiernos israelíes – tanto laboristas como conservadores – idearon un sinfín de maniobras dilatorias, basándose en la supuesta “irrelevancia” o “insolvencia” de los políticos palestinos. Durante los largos paréntesis de silencio, los gobernantes judíos aceleraron la colonización de los territorios ocupados, tratando de imponer a la comunidad internacional la política de los hechos consumados.
La reciente decisión del Gabinete Netanyahu de poner fin a la moratoria en la construcción de asentamientos provocó un fuerte malestar en la Casa Blanca. Para el 44º Presidente de los Estados Unidos, ello presupone una derrota personal. Washington recurrió, pues, por la estrategia de los parches diplomáticos con tal de no perder la cara. A cambio de una nueva moratoria de 90 días, la Secretaria de Estado Hilary Clinton se comprometió a regalar a los israelíes una veintena de aviones F-35, vetar toda resolución de las Naciones Unidas que avale el derecho de los palestinos a proclamar la independencia y permitir la colonización a pasos agigantados de Cisjordania si, al cabo de los tres meses de tregua, no se llega a acuerdos con los negociadores palestinos. Un precio éste demasiado elevado, que ningún Presidente estadounidense se habría comprometido a pagar.
Alguien me preguntó el otro día si, a mi juicio, israelíes y palestinos serían capaces de aprovechar estos 90 días para… hacer las paces. ¿Una proeza? ¿Un milagro? Tuve que recordarle a mi interlocutor que el conflicto étnico-territorial-religioso se remonta a las guerras entre hebreos y filisteos, a la “conquista” de la Tierra de Canaán por las tribus de Israel. Dicho esto, estimo que los comentarios sobran. Por superfluos…

viernes, 12 de noviembre de 2010

Los cristianos de Oriente: entre la cruz y Al Qaeda


Los sangrientos ataques perpetrados en las últimas semanas contra miembros de la comunidad cristiana iraquí vuelven a poner de manifiesto el radicalismo y la intransigencia de Al Qaeda, cuyos cabecillas evocan abiertamente la necesidad de expulsar a los “herejes cristianos” de las tierras del Islam. Curiosamente, ello sucede en un país donde la discriminación religiosa estaba vetada por un conjunto de leyes sobre la “igualdad de las minorías étnicas”, promulgadas por el régimen laico de Saddam Hussein.
Conviene recordar que, durante siglos, las provincias que conforman el Irak moderno fueron pobladas por distintas comunidades cristianas. De hecho, la mayor parte de los cristianos iraquíes pertenece al grupo los asirios, que abrazó la fe de Cristo en los siglos 2º y 3º de nuestra era. La segunda comunidad por orden de importancia está integrada por los caldeos, étnia de cultura y expresión árabes. Menos numerosos son los siriacos ortodoxos y católicos, los armenios y los católicos romanos.
La relación de los cristianos y, ante todo, de la comunidad asiria con la rama iraquí de la monarquía hachemita que reinaba en Bagdad acabó generando la desconfianza y la ira de los musulmanes, tanto sunitas como chiitas. Durante los 35 años de gobierno del Partido Ba’az, los cristianos residentes en las zonas urbanas llegaron a ocupar puestos clave en los Gobiernos de Saddam Hussein y/o amasar grandes fortunas en el mundo de los negocios. ¿La procedencia del dinero? Las transacciones lícitas e ilícitas de la camarilla de Saddam, así como la corrupción reinante a todos los niveles de la Administración del Estado.
La violencia contra los cristianos volvió a desencadenarse a partir de 2004, tras la ocupación del país por las tropas de la coalición pro-occidental. Durante los primeros disturbios registrados en el barrio cristiano de Al Dora, los sunitas lanzaron un ultimátum a los pobladores: convertiros al Islam en un plazo de 24 horas o abandonad el país. Tres años más tarde, más de dos tercios de la población cristiana se había marchado Bagdad. Lo mismo sucedió en Mosul y Kirkuk, baluartes kurdos situados en el Norte del país. Los ataques contra los cristianos fueron perpetrados por las milicias sunitas y chiitas, por integrantes del Ba’az o grupúsculos de Al Qaeda, a los que se sumaron numerosa organizaciones criminales.
Huelga decir que la persecución de las comunidades cristianas no se debe sola y únicamente a la actitud más que benévola de las tropas occidentales para con esta minoría; también entran en liza algunos incidentes acaecidos fuera de la región. Las caricaturas que ridiculizaban al profeta Mahoma, publicadas en Europa en 2005 o las desafortunadas declaraciones del Papa Benedicto XVI sobre el Islam y los musulmanes de 2006, desembocaron en una serie de incidentes protagonizados por radicales islámicos y miembros de la comunidad asiria. Los intentos de crear una región autónoma cristiana en la planicie de Nínive fracasaron, pese a que el artículo 125 de la nueva Constitución iraquí garantiza los “derechos administrativos y políticos de las (distintas) nacionalidades”.
El pasado mes de junio, un grupo integrado por 76 líderes cristianos y representantes de otras etnias lanzó un llamamiento a favor de la protección de las minorías. Sin embargo, los derechos de la minoría cristiana siguen siendo violados sistemáticamente.
Pero el malestar viene de más antiguo. Desde la caída del Imperio otomano, en la década de los 20 del siglo pasado hasta los años 50, las comunidades cristianas protagonizaron la llamada “emigración política”, flujo migratorio resultante de los brotes de nacionalismo radical que acompañaron la creación de los Estados-nación en distintas regiones del ya desaparecido imperio.
Irak no es el único país musulmán sometido a la presión social de los islamistas. En los Territorios Palestinos sólo quedan 50.000 cristianos, es decir, un escaso 3 por ciento de la población. En 1920, había en Turquía más de 2 millones de cristianos. Actualmente, apenas quedan 200.000.
La situación es idéntica en la casi totalidad de los países árabes o musulmanes del contorno mediterráneo. ¿Pura casualidad o… sonada victoria de los radicales de Al Qaeda?