“La democracia está en peligro”, afirma rotundamente Joe Biden, legatario de la política exterior de su antiguo mentor, Barack Obama, el Premio Nobel de la Paz que más conflictos gestionó durante su mandato presidencial.
El presidente Biden acaba de
descubrir la identidad de los verdaderos enemigos de la “democracia
occidental”. Se trata, cómo no, de… Rusia y China, países que de alguna manera
ocupaban un destacado lugar en la lista de las obsesiones de los estrategas
occidentales, sean estos politólogos, analistas o militares.
Rusia y China serán a partir de
ahora los gigantes que habrá que combatir empleando la estrategia de las
sanciones económicas, temible arma que sustituye el impacto de los misiles
balísticos intercontinentales.
Joe Biden seguirá, pues, la táctica
estrenada por Obama y seguida, reconozcámoslo, por su sucesor en el cargo, Donald
Trump. Pero Biden, cuyo carácter dista mucho del de un multimillonario bocazas,
aplicará la estrategia de las sanciones con suma cautela. Los grandes
discursos, la retórica aparatosa, serán – a partir de ahora - privativos de los
“subordinados”: secretarios de Estado, generales, altos mandos de la OTAN. De
todos modos, el anuncio de la próxima tanda de sanciones contra el Kremlin es
inminente.
Pero ¿de verdad está en peligro
nuestra democracia, la tan cacareada democracia de Occidente? Es lo que estima también
el Secretario General de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, quien “descubrió”,
hace apenas unas semanas, el “peligro” que supone Rusia para la estabilidad en
el Mar Negro, una región que se halla, desde los acuerdos de Yalta, en la zona
de influencia de Moscú. Una zona que se ha convertido, desde 2016, en coto de
caza de los navíos de la OTAN, cuya presencia más allá del Bósforo supone o
suponía una violación de la Convención de Montreux de 1936 sobre el paso de los
estrechos.
La interpretación moderna de este
instrumento internacional poco tiene que ver con las clausulas del instrumento
jurídico que limitaba, cuando no prohibía el ingreso de barcos de guerra extranjeros
en las aguas del Mar Negro. Sin embargo, la Alianza Atlántica aprovechó la
anexión, en 2014, de la península de Crimea a Rusia para colocar sus primeros
peones en el tablero del Kremlin. Desde finales de 2016, las “visitas” de las embarcaciones
de la OTAN empezaron a multiplicarse. El único argumento esgrimido por la
Alianza: sus navíos responden a invitaciones cursadas por la Marina de los
países ribereños – Turquía, Rumanía y Bulgaria – puntales de la OTAN en la
región.
El último incidente registrado en
las aguas del Mar Negro fueron las maniobras navales llevadas a cabo la pasada
semana por Estados Unidos y Turquía. La misión de los buques de guerra y los
cazas F-16 de la Fuerza Aérea turca consistía en… detectar y neutralizar un submarino
“enemigo” en las inmediaciones de las costas de Rusia.
“Estados Unidos está ansioso por
encontrar un enemigo en el Mar Negro”, comentó la portavoz del Ministerio Ruso
de Asuntos Exteriores, la poliglota Maria Zaharova, que los atlantistas no
tardaron en bautizar “la marioneta de Putin”. Descubrimiento algo tardío, ya
que Zaharova lleva años desempeñando el cargo de portavoz.
“Las maniobras navales conjuntas
de Estados Unidos y Turquía están claramente dirigidas contra Rusia. Se
celebran cerca de nuestras fronteras, cerca de la costa rusa del Mar Negro, lo
que presupone una amenaza la paz y la estabilidad (en la región). Parece que la
VI Flota estadounidense está ansiosa por encontrar un enemigo en el Mar Negro, pero
en vano”, comentó Zaharova, aludiendo también a las declaraciones realizadas anteriormente
por funcionarios del Departamento de Estado y del Pentágono, según las cuales
mediante estos ejercicios Washington y sus aliados contribuirán a mejorar la
seguridad en Europa. Detalle interesante: las agencias de noticias rusas – TASS
y Novosti – no se hicieron eco de las criticas de la portavoz a la actuación de
las fuerzas navales turcas. Aparentemente, la amistad entre Putin y Erdogan es
incontestable. Tal vez por ello los medios de comunicación moscovitas prefieren
centrar sus baterías en la retorica del secretario general de la OTAN, quien
afirmó que la Alianza fortalecerá su presencia en el Mar Negro en respuesta a
las acciones de Rusia "después de la anexión ilegal de Crimea".
Stoltenberg reveló también la
celebración de otras maniobras navales en la zona, protagonizadas por tres barcos
estadounidenses y embarcaciones ucranianas.
Obviamente, la Federación Rusa no
puede cambiar su… ubicación geográfica para satisfacer los anhelos atlantistas.
La caza del submarino rojo continuará.
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