“Terroristas”
y contestatarios
A finales de la pasada semana,
la fiscalía de Estambul ordenó la detención y el encarcelamiento de 210 personas
acusadas de haber participado en los preparativos del golpe militar de
2016. Entre los sospechosos figuraban
miembros de las fuerzas armadas: ejército de tierra, marina, aviación y guardia
costera, así como oficiales de la gendarmería y de otros cuerpos de la
seguridad del Estado, acusados de pertenecer a la organización “terrorista” liderada
por el clérigo Fetullah Gulen, ex aliado del Presidente Erdogan, que vive en el
exilio desde 1999. Gulen negó en reiteradas ocasiones su participación en los
preparativos de la intentona.
Los detenidos fueron
identificados a través de grabaciones de llamadas telefónicas efectuadas por
los servicios de inteligencia militar.
Actualmente, hay más de 77,000
personas detenidas por su presunta participación en el golpe de Estado. Al
parecer, la fiscalía cuenta con una larga lista de “sospechosos” que suponen
una amenaza para la seguridad nacional, cuyo arresto sería inminente.
.
Conviene recordar que desde el
verano de 2016, las autoridades turcas suspendieron o despidieron a alrededor
de 150.000 funcionarios públicos y militares supuestamente adscritos a las
redes de Gulen.
Sabido es que los aliados occidentales
de Turquía, país miembro de la Alianza Atlántica, han criticado en reiteradas
ocasiones las medidas represivas adoptadas por Ankara, insinuando que Erdogan trata
de usar el golpe como coartada para deshacerse de detractores o testigos
molestos.
La cierto es que la guerra
fratricida contra el popular clérigo desterrado ha causado demasiadas victimas.
Una situación ésta que generó un hondo malestar en el seno del oficialista
Partido para la Justicia y el Desarrollo (AKP), agrupación fundada por el
propio Erdogan escasos meses antes de alzarse con la victoria en las elecciones
legislativas celebradas en el otoño de
2002.
Nace un nuevo partido político
El solemne comunicado de la
fiscalía de Estambul eclipsó la noticia de la creación de un nuevo partido
político, facilitada casi paralelamente por la prensa de oposición. La nueva
agrupación, Yeni Parti (Nuevo
Partido), fue fundada por tres veteranos del AKP, pilares de la política nacional
y antiguos compañeros de camino de Tayyip Recep Erdogan. Se trata de Ahmet Davutoglu, antiguo primer ministro y
jefe de la diplomacia turca, Abdullah Gül, antiguo Presidente de la República y
Ali Babacan, exministro de Economía y Asuntos Exteriores. Los tres compartieron
las horas bajas y los momentos de gloria del “sultán”; los tres fueron marginados
o desterrados de la política por sus desavenencias con el actual Presidente de
la República.
Sus hojas de servicios son impecables. Abdullah Gül, el “islamista socialdemócrata”,
sirvió de tapadera para las actividades políticas de Erdogan durante la fase constitutiva
del AKP. Como se sabe, Erdogan había sido inhabilitado penalmente para el
ejercicio de funciones públicas a raíz de unas manifestaciones pro islamistas en
Estambul.
Alí Babacan, economista de formación, fue uno de los artífices de los programas
de desarrollo elaborados por el primer Gabinete Erdogan.
Ahmet Davutoglu, politólogo, catedrático y diplomático, fue el autor
intelectual del neo-otomanismo,
doctrina que contempla el acercamiento de Turquía al mundo árabe musulmán, como
posible respuesta al rechazo de la candidatura de Ankara a la Unión Europea.
Según informes publicados en algunos medios turcos, los tres políticos se
comprometieron ante Occidente a “devolver el país a la senda de la democracia”. El núcleo duro del Yeni Parti cuenta actualmente con medio
centenar de miembros del AKP.
Aparentemente, el proyecto – liderado por Gül – surgió hace unas semanas,
tras el fracaso del AKP en las elecciones municipales, primer síntoma de debilitamiento
de la agrupación islámica.
Davutoglu, que negoció y firmó en nombre de Turquía el acuerdo con la UE sobre
migrantes y personas desplazadas, hizo
público u documento de 15 páginas en el que critica la política del AKP, así
como su fracaso en la reciente consulta electoral. Estima el padre del neo-otomanismo, la deriva del partido de
gobierno se debe a su alianza con los ultranacionalistas, las limitaciones
impuestas a los medios de comunicación, a una política económica alejada de los
principios básicos de la libertad de mercados, a la corrupción y el nepotismo. Y enfatiza: “el espíritu reformista y
liberal del AKP ha sido reemplazado en los últimos años por un enfoque basado
en la seguridad y el estatismo, impulsado por el deseo de mantener el status
quo”.
Los periódicos de Estambul resumen a reacción del Presidente de Turquía con
el siguiente titular: Erdogan: ira y
promesas de venganza.
Obviamente, los complejos problemas
internos entorpecen la actuación del sultán,
más preocupado en forjar nuevas alianzas regionales. Sus objetivos
prioritarios: Siria, la cuestión kurda, Rusia y el Golfo Pérsico, antiguo feudo
del Imperio Otomano.
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