Trato de recordar
aquellos años difíciles, aunque aparentemente felices, cuando la nueva clase
empresarial surgida de una gigantesca conflagración bélica – la Segunda Guerra
Mundial – se adentró por la vía de la reconstrucción de la Vieja Europa; un
camino que llevaba, forzosamente, en aquellos tiempos, hacia una soñada meta:
el capitalismo popular. Un concepto relativamente nuevo, destinado a borrar los
traumáticos recuerdos de la Gran Depresión de la década de los 20 o los audaces
experimentos populistas del nacionalsocialismo alemán.
En las décadas de los 60
y 70 del siglo pasado, el mundo de las finanzas y la empresa había apostado por
un modelo participativo de corte anglosajón, basado en quimeras, fantasías y…
engaños. Curiosamente, los grandes escándalos financieros desembocaban en
suicidios. Era el castigo que se autoimponían los seres faltos de ética que
preferían eludir las condenas de la Justicia humana. Mas con el paso del tiempo,
las buenas costumbres se fueron perdiendo. ¿El honor? ¿La ética?
El Foro Económico
Mundial (World Economic Forum), creado a comienzos de 1971 por un joven
economista alemán, Klaus Schwab, se había fijado como meta reintroducir la
ética en el mundo de la empresa. Su denominación primitiva – Management Forum –
parecía más acorde con las tereas del núcleo duro de la institución: la
humanización y democratización de la gestión empresarial. Los primeros pasos no
fueron fáciles: Schwab y su equipo tropezaron con la incomprensión y las
reticencias de muchos ejecutivos de la vieja escuela, poco propensos a aceptar
las normas de conducta preconizadas por el Foro.
Pero las cumbres económicas
de Davos dejaron de ser una mera cita anual de financieros y empresarios para
convertirse en el aquelarre de los grandes de este mundo: jefes de Estado,
Premios Nobel, economistas, políticos, militares. En resumidas cuentas: los
poderes fácticos del planeta se reunían con la flor y nata del mundo
empresarial. De los encuentros emanaban ideas, sugerencias, documentos de
trabajo, ambiciosos planes de acción. Y así pasaron cincuenta años…
Ha llegado el momento
del Gran Reinicio, anunciaba el sitio
Internet del Foro Económico Mundial la pasada semana, al término de los conciliábulos
de Davos. En el orden del día de esta última edición figuraban temas que poco
tienen que ver con los aspectos puramente éticos abordados en los años 70. He
aquí algunos puntos del programa de 2021: Cómo salvar el planeta, economías
más justas, el futuro del trabajo, futuros más saludables, más allá de la
geopolítica, etc.
El momento del Gran
Reinicio… El informe final de la cumbre señala, por otra parte, que la
población está lo suficientemente diezmada, debido al miedo por la tragedia
sanitaria. Un aspecto positivo de
la pandemia es que nos ha enseñado que podemos introducir cambios radicales en nuestro
estilo de vida con gran rapidez, ya que los ciudadanos han demostrado
que están dispuestos a hacer sacrificios, afirmaba el propio Schwab.
Es obvio que existe
una voluntad de construir una sociedad mejor y debemos aprovechar esta oportunidad
para garantizar el Gran Reinicio que necesitamos con tanta urgencia, señala
la Agenda de Davos.
Otro de los aspectos más destacados del informe
final es el cuestionamiento del actual sistema capitalista.
Marck
Benioff, presidente de la compañía Salforces, ha llegado a decir que el capitalismo, tal y como lo hemos conocido, ha
muerto.
Es hora de
un nuevo capitalismo más justo, un capitalismo equitativo y sostenible que
realmente funciona para todos y donde las empresas, incluidas las tecnológicas,
no sólo se nutren de la sociedad, sino que realmente devuelven los beneficios, creando
un impacto positivo.
De una manera hábil a la vez que sofisticada,
el Foro Económico Mundial escamotea su visión globalista del mundo bajo el
novedoso concepto de capitalismo inclusivo o
equitativo, en el cual los empresarios dejarán de
tener el control de sus compañías, sino que formarán parte de ella, al igual
que los Gobiernos, los Estados y otras instancias interesadas.
El Foro de Davos ya lo venía anunciando
hace años: En 2030, no tendrás nada y serás feliz. Ahora, el
equipo de Klaus Schwab, al que pertenecen afamados compañeros de camino como
Bill Gates, Jimmy Carter y otras destacadas personalidades de la vida política
y la economía avalan y promueven el Gran Reinicio.
En 2030, no tendrás
nada… Sin embargo, los pudientes
que integran el núcleo duro del proyecto Gran Reinicio y su Nueva
Normalidad controlan los recursos hídricos del planeta, las grandes extensiones
de terrenos agrícolas de los Estados Unidos, las multinacionales informáticas,
los laboratorios farmacéuticos que nos suministrarán las ansiadas vacunas
contra el coronavirus o, en última instancia, los Consejos de Administración de
los principales institutos financieros.
En 2030, nosotros no tendremos
nada. Ellos…
Es difícil captar la esencia de la propuesta, si es que va más allá de pura mercadotenia, y poco sabemos de lo que opinan sobre ello los grandes potentados.De momento el lanzamiento del Big Reset ha sido espectacular y pued dar parta aguantar unos años si no se rompe el encantamiento con algo inesperado y real, la big crisis total...
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