Por
fin llegan. Los esperábamos a finales de la década de los 40 del siglo pasado,
cuando los grandes de este mundo nos entregaron al déspota Stalin; los
esperábamos en los años 60, cuando el iluso John F. Kennedy urdió una inverosímil
treta para sacarnos de la órbita de Moscú; los esperábamos a partir de 1990,
tras la caída del Muro de Berlín y el desmoronamiento del mal llamado campo socialista…
Pero ¡por fin llegan!
Con más de 2.500 tanques Abrams M1, carros de combate Bradley, piezas de
artillería Palatin Howatzer, transportes de tropas, misiles de última
generación y supersofisticados radares … Llegan tarde, pero ¡llegan!
Los
politólogos atlantistas de Bucarest acogieron con un gran suspiro de alivio la
llegada de material bélico y personal militar estadounidense a Rumania,
Polonia, Bulgaria, Estonia, Hungría, Letonia y Lituania, países que se enorgullecen de hallarse en la primera
línea del nuevo frente de la OTAN. Situados en la frontera con la antigua Unión
Soviética, conforman el recién estrenado Telón de Acero ideado por los
estrategas del Pentágono. Su papel consiste en repeler cualquier intento de agresión del Ejército ruso,
archienemigo de las jóvenes democracias
orientales recién evangelizadas por los adalides de la globalización y la
economía de mercado.
La decisión de la OTAN de
desplazar sus fronteras al extremo oriental del continente europeo data de
2014. De hecho, los primeros blindados estadounidenses llegaron a Polonia y
Rumanía en diciembre de 2015, durante las últimas semanas del mandato de Barack
Obama. El material militar procedía de Alemania y Holanda, principales
custodios de los arsenales de la Alianza Atlántica. Si bien los holandeses se
congratularon con la decisión de traspasar parte de sus depósitos de armamento
a Polonia y Rumanía, sus vecinos alemanes criticaron las medidas adoptadas hace
apenas unos meses por la Alianza, cuando esta anunció el traslado de tropas al
territorio polaco.
Huelga decir que el proceso de
militarización de los países del nuevo Telón de Acero empezó hace un lustro,
cuando los primeros contingentes de la fuerza multinacional aterrizaron en
Polonia y los países bálticos. A los soldados norteamericanos se sumaron
batallones procedentes de Canadá, Holanda, Alemania, el Reino Unido, así como aviones
de combate italianos, españoles, ingleses y holandeses.
Los pilotos y artilleros
estadounidenses se trasladaron a Rumanía entre 2015 y 2018. Sin embargo, el
grueso de las tropas arribará en los próximos meses, coincidiendo con la
llegada del material bélico. Según datos facilitados por el Ministerio de
Defensa rumano, la base aérea de Kogălniceanu (MK, en la jerga militar
estadounidense), que cuenta actualmente con mil soldados aliados, podrá
albergar alrededor de 10.000 militares. Será prácticamente una ciudad pequeña,
que se construirá de la nada. Además de las instalaciones estratégicas, la base
futura contará con viviendas para el personal militar, hoteles, un hospital,
guarderías y jardines de infancia, escuelas, supermercados, lugares de ocio,
parques, piscinas, instalaciones deportivas y aparcamientos.
Además
de la Base MK, el Pentágono cuenta en Rumanía con dos objetivos importantes:
las instalaciones de defensa Aegis Ashore de Deveselu, que forman parte del
llamado escudo antimisiles. Este sistema
defensivo, que el Kremlin tilda de punta de lanza de los agresores
occidentales, está equipado con el bloque IIA de misiles de última generación.
Será uno de los primeros blancos de los cohetes rusos en caso de conflicto bélico.
El
segundo centro emblemático es la Base Aérea General
Emanoil Ionescu de Campia Turzii, donde la Fuerza Aérea de los EE. UU.
tiene instalaciones capaces de albergar drones armados MQ-9 Reaper, aviones
cargo, así como distintos modelos de cazas de combate.
La mayoría de los vehículos
blindados llegará a Rumania, país considerado, junto con Polonia, esencial para
la consolidación del flanco Este de la OTAN, en las próximas semanas.
Por fin llegan… Atrás quedan los obsoletos acuerdos de Yalta
y la era de la contención, de la utópica convivencia pacífica. Washington ha
decidido mover fichas en el tablero. Tampoco hay que extrañarse: En el área del Mar Negro, Rumania es el
aliado clave, manifestó recientemente el general Ben Hodges. De hecho, la
deserción de Turquía convierte a los países europeos de la cuenca del Mar Negro
en… socios privilegiados de los estrategas estadounidenses.
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