viernes, 23 de julio de 2021

El testamento político de Mohammad Javad Zarif


Sucede muy raras veces que un político, sobre todo, un titular de Asuntos Exteriores, abandone su cargo entregando un “testamento político” dirigido a sus pares y… a la nación. Un documento que justifica su buen hacer, su esmero en llevar a buen puerto todas y cada una de las tareas encomendadas por el Estado, por el Gobierno de su país. Sin embargo, a veces sucede…

La semana pasada, el ministro saliente de Relaciones Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, envió a los parlamentarios de Teherán un amplio informe sobre las últimas negociaciones llevadas a cabo en Viena con los países que avalan el pacto nuclear - Alemania, Francia, Reino Unido, China y Rusia – empeñados en salvar el acuerdo tras la aparatosa retirada de los Estados Unidos. Donald Trump optó por romper la baraja, tratando de congraciarse con su socio israelí, Benjamín Netanyahu. El conservador hebreo buscaba una coartada para llevar a cabo un operativo bélico contra el régimen de los ayatolás; Trump, por su parte, pretendía reforzar los lazos la monarquía wahabita, molesta por los reiterados intentos de la Casa Blanca de involucrarla en el Acuerdo Abraham, la portentosa panacea llamada a solucionar todos los problemas de Oriente Medio.

Mientras el actual inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, procura enderezar los entuertos de su antecesor, el nuevo Gabinete israelí trata de frenar la maquiavélica estrategia de Netanyahu, que contempla un sinfín de acciones – directas o indirectas - contra Irán; atentados, incendios, ataques cibernéticos.

La salida de Trump y de Netanyahu del escenario de la política internacional abre nuevas perspectivas para la solución de la crisis nuclear.

El informe del exministro de Asuntos Exteriores de la República Islámica de Irán señala que la Administración Biden estaría dispuesta a levantar la casi totalidad de las sanciones impuestas a Teherán para facilitar el retorno al acuerdo nuclear de 2015.

La versión original (en farsi) del documento de Zarif se convierte, pues, en un testamento político destinado a los halcones del nuevo Gobierno iraní. Comentando el aún no publicado informe del negociador persa, un portavoz del Departamento de Estado confirmó que las exigencias formuladas por Zarif figuran en la lista de prioridades establecida por los representantes diplomáticos.

¿Aceptables? Aparentemente, sí, aunque no se había llegado a un entendimiento final. No se acuerda nada hasta que todo esté acordado, señaló la fuente estadounidense.  

Según el informe de Mohammad Javad Zarif, el presidente Biden estaría dispuesto a eliminar no sólo las sanciones impuestas por Donald Trump al anunciar la retirada de los Estados Unidos del acuerdo, sino también la mayoría de las sanciones que el antiguo inquilino de la Casa Blanca decretó posteriormente, basándose en la llamada estrategia de máxima presión. Entre ellas se incluyen la inclusión de la Guardia Revolucionaria Islámica iraní en la lista de organizaciones terroristas o las sanciones contra el líder supremo de la revolución, el ayatolá Ali Khamenei.

Por otra parte, alrededor de mil personas o entidades iraníes serían eliminadas de la lista negra de Washington y se retirarían muchas sanciones que dificultan que las empresas estadounidenses comercien con Irán.

Algunas sanciones permanecerían vigentes incluso después de formalizarse el acuerdo, como el veto a las entidades bancarias iraníes o a compañías dedicadas a la compra venta de metales preciosos.

Tampoco se suspenderán las sanciones relacionadas con las actividades terroristas, el ensamblaje de misiles balísticos o las violaciones de los derechos humanos.

Los pasos que tendría que tomar Irán para alcanzar un acuerdo con Washington incluirían la aceptación del protocolo adicional que permite inspecciones nucleares más estrictas de la ONU, el rediseño del reactor de agua pesada de Arak, la limitación del enriquecimiento al 3,67% y la entrega de más de 300 kg de uranio enriquecido.

Los iraníes renunciarían al uso de las centrifugadoras IR-2m, IR-4 e IR-6, limitándose a utilizar unas 6,104 centrifugadoras antiguas IR-1. Sin embargo, las centrifugadoras modernas permanecerían en Irán y la investigación y el desarrollo de nuevos modelos de centrifugadoras continuará.

Por ende, Zarif insta a los miembros del parlamento y, ante todo, al nuevo Gabinete conservador a mostrar pragmatismo y hacer concesiones en lugar de manipular a la opinión pública. 

Llegar a un acuerdo requiere coraje y voluntad para priorizar los intereses nacionales sobre los intereses personales Ningún acuerdo es perfecto para ninguna de las partes, y el maximalismo sólo conduce a negociaciones erosivas e interminables, advierte el diplomático persa.

La pelota está, pues, en el campo de Ebrahim Raisi.

miércoles, 14 de julio de 2021

Israel: el lavado de cara

 

Israel bien vale un lavado de cara. A esta conclusión llegó el Gobierno de Tel Aviv, liderado por el tándem integrado por Naftali Bennett y Yair Lapid, un ultraconservador y un liberal que difícilmente podrían convivir en la vida real de cualquier país democrático. Israel es, obviamente, la excepción de confirma la regla. Un país donde las consideraciones de índole partidista claudican ante la imperiosa necesidad de concebir coaliciones viables para la gobernanza. Gobernar entre crisis y crisis; gestionar los indispensables paréntesis democráticos exigidos por las normas de buena conducta impuestas por la supuestamente transparente comunidad internacional. Israel necesita este aval; su imagen resultó dañada por la década de gobierno de Benjamín Netanyahu, el ultra que trató de emular el ejemplo de Ariel Sharon, el incombustible e impredecible general que desafió a varios inquilinos de la Casa Blanca. Obviamente, el insumiso militar podía haberse permitido este lujo. A Netanyahu, la desobediencia le costó más, aunque logró salirse con la suya. Contaba con el apoyo de la población del Estado judío, obsesionada por los múltiples peligros de la región: el árabe, el iraní, el palestino, el terrorista… Netanyahu supo gestionar esos fantasmas para crear un ambiente de pánico permanente. La psicosis logró sobrevivir durante una década.

Curiosamente, la pesadilla se fue desvaneciendo tras la firma del Acuerdo Abraham, impulsado por Donald Trump, aliado incondicional de Netanyahu. La llamada normalización de las relaciones con los países árabes, ansiada por la élite de Washington, se convirtió en una victoria pírrica, que coincidió con el desgaste del político israelí. Exit Netanyahu…

Israel bien vale un lavado de cara, estimaron Bennett y Lapid, tras haber evaluado los estragos causados por la gestión de Netanyahu. A nivel local, había que mejorar las relaciones con la Autoridad Nacional Palestina, ninguneada por el antiguo jefe de Gobierno. A la constante presión económica y bloqueo sanitario durante la pandemia se sumaron los operativos bélicos, generados por los ataques de Hamas y sus aliados islámicos de la Franja de Gaza. Tel Aviv exigió la intervención del Gabinete palestino de Ramallah, sabiendo positivamente que el equipo de Majmud Abbás no controla la situación en la Franja.  El actual Gobierno israelí cooperará con la Autoridad Nacional en el proceso de vacunación de los habitantes de los territorios. Los demás asuntos pendientes serán abordados en consultas bilaterales.

Por otra parte, el Gobierno israelí ha decidido bloquear las transferencias de fondos qataríes destinados a la resistencia palestina (Hamas). La multimillonaria ayuda humanitaria del emirato debería efectuarse o bien a través de las Naciones Unidas o en transferencias bancarias directas.

Jordania, país con el que Israel ha mantenido siempre relaciones muy ambiguas, recibirá una compensación inmediata, que consiste en el incremento del caudal de aguas subterráneas de Cisjordania controladas por el ejército de ocupación israelí. La decisión del Gabinete hebreo se hizo pública antes de la visita oficial del rey Abdalá a los Estados Unidos.

Por su parte, el tándem Bennett – Lapid, que tiene previsto un encuentro con el presidente Biden a finales de mes, está ultimando los detalles de su futura política frente a Irán, tratando de recomponer los platos rotos por Netanyahu. Huelga decir que la situación ha variado en los últimos meses; Rusia parece dispuesta a consentir la autonomía nuclear de Teherán.

La última baza esgrimida por el equipo Bennett – Lapid es… Europa. El titular de Asuntos Exteriores (Lapid), participó en el último consejo de ministros de relaciones exteriores de la UE, celebrado esta semana en Bruselas, donde dejó constancia del deseo del Estado judío de fortalecer las relaciones con la Unión Europea, después de años de tensiones con Netanyahu. Pero la reanudación del diálogo no resultó fácil.

 Acepto que parte de nuestro diálogo consiste en un juicio moral”, dijo Lapid. Pero no es demasiado esperar que este diálogo tenga en cuenta el hecho de que mi casa está siendo atacada.

Un lavado de cara complicado, si se piensa en los múltiples intereses económicos y estratégicos de los países comunitarios en la región.