domingo, 24 de julio de 2022

Ucrania: ¿un banco de pruebas?

 

Malas noticias para el presidente ucraniano Volodímir Zelensky. La ministra de Defensa alemana, Christine Lambrecht, ha reconocido que el material bélico que la Bundeswehr está dispuesta a transferir a Ucrania como parte de la asistencia militar germana se está agotando.

Ya no podemos sacar mucho más de los arsenales del Ejército, lo diré claramente; mi colega, el titular de Defensa de Ucrania, también lo sabe, manifestó Lambrecht en una entrevista concedida al rotativo Die Welt. Por otra parte, la ministra reiteró la disposición de su país de seguir apoyando militarmente a Kiev.

A finales de abril, Lambrecht aseguró que Alemania estaba lista para entregar sistemas antiaéreos Cheetah a Ucrania. Aparentemente, el primer envío incluirá 15 baterías antiaéreas y alrededor de 60.000 proyectiles.

En junio, el ministro de Defensa ucranio, Oleksiy Reznikov, anunció que su país había recibido de Alemania obuses autopropulsados ​​Panzerhaubitze 2000 destinados a las unidades de artilleros que recibieron la formación idónea en el país germano. El anuncio coincidió con la publicación en Berlín del primer listado de armamento transferido a Kiev junto con el cronograma de las próximas entregas, que incluyen cañones antiaéreos autopropulsados ​​Gepard, sistemas de defensa aérea IRIS-T, lanzadores múltiples de misiles Mars, camiones y furgonetas. 

Hasta aquí, las malas noticias.

Buenas noticias para la industria de armamentos. Ucrania se ofrece abiertamente, a través de su titular de Defensa, Oleksiy Reznikov, a convertirse en el banco de pruebas del armamento moderno de la OTAN, en el lugar donde puedan ensayar, en escenarios de lucha reales, nuevos artefactos bélicos contra un enemigo con alto potencial militar.

… invitamos a los fabricantes de armas a probar nuevos productos aquí, manifestó recientemente Reznikov, haciendo hincapié en el hecho de que los productores se beneficiarían de la experiencia de combate del ejército ucraniano usando sus armas contra las tropas rusas.

Creo que, para nuestros socios de Polonia, Estados Unidos, Francia o Alemania, sería una buena oportunidad para probar sus equipos. Dadnos el material, haremos la labor y os facilitaremos la información requerida, añadió el ministro durante una entrevista con John Herbst, director del Eurasia Center del Atlantic Council. Reznikov manifestó que algunos equipos, como por ejemplo los sistemas de artillería polacos Krab, se están estrenando en el conflicto entre Rusia y su país.

 

Ucrania es esencialmente un banco de pruebas, subrayó el ministro, señalando que el ejército ruso actuaba de manera similar. Muchas armas se están probando ahora en el campo de batalla. Los rusos actúan de idéntica manera para probar sus sistemas de guerra electrónica o de defensa antiaérea, los misiles de crucero y los cohetes balísticos.

 

Volodímir Zelensky tardó 24 horas en desautorizar las declaraciones de Reznikov, asegurando que… Rusia estaba utilizando el territorio de su país como banco de pruebas. Claro que Zelensky no se dirigía a los representantes de la industria de armamentos, sino a los medios de comunicación occidentales.

 

Conviene recordar que las impactantes y controvertidas palabras de Volodímir Zelensky: lucharemos hasta el último ucranio, que provocaron el inevitable estupor del gran público, desaparecieron por arte de magia de las redes sociales. Sin embargo, varios testigos presenciales, entre los figuran Josep Borrell, Ursula von der Leyen y Jens Stoltenberg, aseguran haberlas oído.  

 

Eso, por si queda la más mínima duda…


lunes, 11 de julio de 2022

La travesía de los desiertos de Sleepy Joe (Biden)


Por favor, no molesten al Presidente con asuntos de poca relevancia. Este fue el mensaje trasladado por los emisarios del Departamento de Estado norteamericano a la cúpula de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en vísperas del viaje de Joe Biden a Oriente Medio.

Nada de efusividad ni de discursos inutiles, rezaban las instrucciones de la Casa Blanca. La foto de Biden con Mahmúd Abbas no tiene que desencadenar reacciones negativas en Israel ni muchísimo menos en Riad, última etapa de la peregrinación del inquilino de la Casa Blanca por tierras de Oriente. En resumidas palabras, el amigo israelí tiene que sentir el apoyo de Washington; el hasta ahora paria del desierto, el príncipe Mohammed Bin Salman, heredero de la Corona saudí, tiene que comprender que el octogenario político norteamericano viene en son de paz. No, en este caso concreto, tampoco se trata de exigir responsabilidades por el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, la oveja negra del régimen de Riad, que halló refugio en las páginas del Washington Post. Sí, es cierto; la muerte de Khashoggi provocó la ira de la prensa libre de Occidente, de los políticos estadounidenses, del propio Biden, quien se comprometió durante la campaña presidencial de castigar a Bin Salman. Pero en estos momentos, la Casa Blanca tiene otras prioridades; se trata de convencer a los señores del reino de las dunas de la necesidad de compensar, con un anhelado excedente de exportaciones, la pérdida de los hidrocarburos rusos, vetados por las restricciones impuestas por Occidente tras la invasión de Ucrania. Entre el oro negro y la honorabilidad de Bin Salman, Washington se decanta por… el crudo saudí.

Lo malo es que el príncipe se comprometió con Rusia – primera potencia productora de petróleo – a no adoptar políticas susceptibles de perjudicar los intereses de los países petroleros y, con China, de incrementar ostensiblemente las exportaciones de oro negro. Bin Salman tiene que retractarse, sugieren los asesores económicos de Biden. ¿Renunciar a la palabra dada? Un autentico desafío para el Presidente. ¿La contrapartida?   

Joe Biden tiene que convencer a los palestinos que el moribundo, véase difunto proceso de paz, se reanudará aceptando los compases de la música propuesta por los saudíes, un ritmo que no es del agrado de la plana mayor de la Autoridad Palestina.

Por su parte, los políticos israelíes, preocupados por el escaso interés de Washington por sus inquietudes - amenaza nuclear iraní, avance de los grupúsculos integristas hacia las fronteras del Estado Judío, recrudecimiento de los ataques de Hamas -, necesitan el espaldarazo de Biden para consolidar su actuación en la zona. El posible reconocimiento por parte de Arabia Saudita y las ansiadas oportunidades de negocios con el país de las dunas abran nuevos horizontes para Israel.

Los palestinos, simple moneda de cambio en este regateo, tendrán que aceptar la tutela de la monarquía saudí y los no siempre agradables ukases de la Casa Blanca. Norteamérica les está exigiendo no molestar a Joe Biden con el espinoso asunto de la apertura de un Consulado General estadounidense en Jerusalén este, no reclamar la reapertura de la oficina de la OLP en Washington, cerrada por la Administración Trump y renunciar a la investigación sobre el asesinato de la periodista palestino-norteamericana Shireen Abu Aqleh, que falleció posiblemente debido a un impacto de bala israelí. El termino posiblemente figura en el informe elaborado recientemente por las autoridades estadounidenses encargadas de dilucidar las condiciones de la muerte de Shireen. Obviamente, hay una diferencia abismal entre la vida de un periodista saudí y la de una palestina empleada por una cadena de televisión árabe. Obviamente, la paz en Oriente Medio no figura entre las prioridades de la Administración Biden.