sábado, 28 de octubre de 2023

Incursión a las entrañas de Gaza


 ¿Qué nos puede decir sobre la otra Gaza, la Gaza subterránea?  La pregunta, formulada por un veterano estratega de la OTAN, sorprendió a los ilustres politólogos congregados en el aula de la vieja universidad centroeuropea.

En realidad, muy poco. Sabemos que el profesor Roskin, de la Universidad de Bar-Ilan, publicó un estudio titulado La guerra subterránea en la Franja de Gaza y la complejidad militar de combatirla. Es la única referencia que tenemos, contestó el responsable del prestigioso centro docente.  

El ejército israelí tuvo que retrasar su cacareada incursión terrestre en la Franja de Gaza; durante las décadas de ocupación del territorio, a nadie se le ocurrió cartografiar ni medir de manera profesional los túneles de Gaza.  De hecho, el Estado Mayor de Tel Aviv no había contemplado siquiera la posibilidad de llevar a cabo combates subterráneos.

¿Guerra subterránea? Sombría perspectiva para un ejército, para cualquier ejército. Una opción que el geomorfólogo y geólogo Joel Roskin optó por estudiar con detenimiento durante su servicio militar en la Franja.  

A lo largo de los años, Roskin siguió la evolución de los túneles, analizando las condiciones que permitieron su formación y expansión, basándose en los datos geológicos y las condiciones de seguridad que habían facilitado su peculiar desarrollo. 

Cada sistema de túneles es diferente; está relacionado con la orografía, geografía y condiciones geopolíticas del lugar, afirma Roskin, recordando que los primeros registros de construcción de vías subterráneas se remontan a más de 4.000 años; las tabletas asirias aluden a trabajos de ingeniería en la época de Sargón I de Acadia, que reinó en Mesopotamia entre 2.334 y 2.279 a. C.

Hagamos un salto en el tiempo: en 2002, cuando las tropas estadounidenses atacaron las posiciones de Al Qaeda en Afganistán, persiguiendo a Osama bin Laden, descubrieron un enorme complejo de catacumbas que conectaba las formaciones naturales de cuevas de Tora Bora. 

En Gaza, la construcción de túneles empezó en 1982. Se trataba de pasadizos secretos empleados para en contrabando de mercancías con Egipto o para los intentos de reunificar las familias separadas por una frontera trazada artificialmente después de la Segunda Guerra Mundial.  

Conviene recordar que los gazatíes nunca contaron con la simpatía o el cariño del establishment político cairota. Se les solía tachar de rebeldes, incomprensibles y ¡ay! iniciadores de la nebulosa secta de los Hermanos Musulmanes, extraña versión árabe del iluminismo europeo.

A partir de 1994, los túneles que unían Gaza con Egipto fueron utilizados para el contrabando de mercancías y de municiones. En el 2000, al final de la segunda Intifada, sirvieron para la importación ilegal de armas.

En 2005, después de la retirada israelí de la Franja, se registró un crecimiento espectacular del número de túneles. Aumentó su tamaño, la extensión y la calidad de la construcción. Para reforzar su estructura, se utilizó hormigón suministrado por Israel para la construcción de viviendas, que sustituyó los viejos tablones de madera.  

En el año 2007, las agrupaciones islámicas empezaron a cavar túneles de acceso a posiciones de lanzamiento de cohetes o emplazamientos de piezas de artillería. Se edificaron los primeros centros logísticos y puestos de mando subterráneos de las milicias. Durante el mismo período, los gazatíes iniciaron la fabricación de armamento propio con el material de contrabando y cavaron pasadizos direccionados hacia la frontera con Israel.

Hasta la década de 2000, esas vías subterráneas se excavaban a una profundidad de 4 a 12 metros. Hamás aprendió a excavar pasillos más profundos, más amplios y más largos. Al mismo tiempo, se perfeccionaron los medios de sustento. La ubicación de las galerías en zonas urbanas facilitaba los proyectos de Hamás, dada la cercanía de las infraestructuras: electricidad, agua y comunicaciones. Incluso prescindiendo de la red eléctrica, los sistemas de ventilación eran posibles con la ayuda de pequeños generadores. 

Se calcula que en 2009 había alrededor de 35 túneles que cruzaban la línea del armisticio con Israel de 1949. Algunos penetraban incluso a cientos de metros en el territorio del Estado judío.

Las galerías dejaron de ser simples vías de tránsito que cruzaban la Franja; se habían convertido en complejas cavernas de varios pisos con habitaciones, pasillos y almacenes. Bajo la Franja se extiende actualmente una red de centenares de kilómetros. Alrededor de 500 kilómetros, según las estimaciones del ejército israelís.

¿Se puede hablar de redes ocultas? No, en absoluto. Durante años, se desarrolló en Gaza una cultura de los túneles, que incluía visitas educativas para alumnos de preescolar a secundaria, fotografías de bodas y visitas turísticas por la red de galerías subterráneas. Pero qué duda cabe de que la incursión del ejército hebreo acabará con esas insólitas actividades de… ocio.

miércoles, 25 de octubre de 2023

Irán coloca sus peones en el tablero de Oriente Medio

 

Mientras los medios de comunicación internacionales especulan con el   inevitable inicio de la incursión terrestre del ejército israelí en la Franja de Gaza, operativo que debía haberse materializado hace más de diez días, nuevas oleadas de misiles de Hamas apuntan hacia las poblaciones del sur de Israel. Pero esta vez, uno de los blancos es también Tel Aviv, la capital del Estado judío. Por si fuera poco, las unidades especiales de guardacostas tuvieron que neutralizar un desembarco de un comando procedente de la Franja.

¿Por qué se está retrasando la operación terrestre? Según la información facilitada recientemente por la emisora del Ejército israelí, retransmitida por la cadena de televisión catarí Al Jazeera, Israel ha accedido a la petición de EE.UU. de aplazar su ofensiva hasta la llegada de un nuevo contingente de soldados estadounidenses, que debería velar por la evacuación de los ciudadanos americanos – más de 600.000 -que se encuentran en la zona.  

Otra versión, no menos plausible, es que Washington está trasladando efectivos a Oriente Medio para mostrar su apoyo al Estado judío o para tratar de disuadir a otras agrupaciones chiitas respaldadas por Irán, como los Hezbollah libaneses, a involucrarse en el conflicto. 

Desde que Tel Aviv decretó la movilización general de sus reservistas – hombres y mujeres – se ha especulado con una posible respuesta del régimen de los ayatolás en el conflicto desencadenado por el ataque del 7 de octubre. Sin embargo, la República Islámica no parece interesada en una confrontación directa con Israel; cuenta, eso sí, con que sus peones no duden en apretar el gatillo. Sus peones – Hezbollah, los Grupos de Movilización Popular ubicados en Siria y en Irak, los rebeldes hutíes del Yemen – conforman la constelación que gira en torno a la media luna iraní. De hecho, Hezbollah fue el primero en manifestarse en los confines con Israel. Los iraquíes y los yemenitas protagonizaron acciones intranscendentes, destinadas ante todo a señalar su presencia en el mapa geoestratégico de la región.          

Por su parte, Irán ha llevado a cabo una campaña diplomática activa para aislar internacionalmente a Israel, intentado al mismo tiempo proyectar su desinterés ante una posible extensión del conflicto.

Conviene recordar, sin embargo, que el apoyo del régimen teocrático de Teherán a la causa palestina ha sido – y sigue siendo - un principio ideológico del clero chiita desde la revolución de 1979. 

Durante las últimas cuatro décadas, Irán ha financiado, armado y ampliado una red de aliados estratégicos en el Oriente Medio con el fin de exportar la revolución y consolidar su influencia regional. Sus rivales occidentales no dudan en acusar a los iraníes de patrocinar… el terrorismo islámico.

El camino hacia al-Quds [Jerusalén, en árabe] pasa por Karbala, señalaba en su último discurso el ayatolá Jamenei, líder supremo de la revolución. Karbala, la ciudad santa donde está enterrado el imam Hossein, nieto de Mahoma, es la Roma de los chiitas. La alusión al descendiente del profeta es un lema revelador en la retórica de la República Islámica a la hora de incitar a la lucha contra Israel y los intereses estadounidenses en el mundo.  

Después de 7 de octubre, Irán ha advertido que un conflicto regional podría expandirse. Sabido es que en los últimos años Teherán ha reforzado significativamente el arsenal balístico de Hezbollah, la milicia libanesa que representa actualmente la mayor amenaza para la seguridad de Israel.

En una intervención televisada, el Ministro de Asuntos Exteriores iraní, Hossein Amir-Abdollahian advirtió que si Israel seguía adelante con su planeada ofensiva en Gaza, obligaría a los movimientos respaldados por Irán a actuar con mayor contundencia, lo que obligaría al Estado judío a retirarse de algunos de los territorios que ocupa actualmente.  

Si bien Irán se niega a protagonizar un enfrentamiento armado directo con Israel o los Estados Unidos, los ayatolás contemplan la posibilidad de utilizar la baza del petróleo, apoderándose de navíos extranjeros en el Golfo Pérsico, amenazando a las fuerzas navales de los Estados Unidos o considerando el posible – aunque hoy por hoy hipotético - cierre del Estrecho de Ormuz, la ruta estratégica más importante para el transporte de crudo, vital para el comercio internacional.

Mantener al enemigo a raya mediante batallas más allá de las fronteras de Irán ha sido una doctrina crucial en la agenda de seguridad y política exterior de Teherán, promovida y seguida en particular por el general Qasem Soleimani, jefe de las Fuerzas Quds.

En caso de un conflicto generalizado, Irán podría contar también con el apoyo de Rusia y China, aliados clave que se han negado a condenar públicamente a Hamás por matar a civiles israelíes. Ambos países han estado impulsando la cooperación militar con la República Islámica, que redundó en la celebración de maniobras navales conjuntas en aguas internacionales.

El Secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, se dirigió al régimen de los ayatolás con una súplica: Por favor, no intervengan en este conflicto. La respuesta – tácita – de Teherán fue: Por favor, no nos obliguen a intervenir. 

jueves, 19 de octubre de 2023

Teherán - Tel Aviv: espadas en alto

 

El pasado sábado, pocas horas después de finalizar el descanso de Sabbat, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, realizó una visita relámpago a la frontera de Gaza. Su propósito: espolear a los militares que esperaban la orden de batalla. ¿Estáis listos para la próxima fase?, preguntó Bibi Netanyahu, el único político hebreo que no había logrado ascender en el escalafón del ejército israelí. El capitán Netanyahu, valiente pero indisciplinado, consiguió llevar a cabo varias operaciones militares brillantes, que… no contaron con el aval de sus superiores. Unas actuaciones excepcionales, dignas de un consejo de guerra o… ¡de una medalla merito!

Sí, las tropas congregadas en la línea divisoria con Gaza estaban preparadas para entrar en combate. Sin embargo, el establishment no había encontrado respuesta al sinfín de preguntas que acompañaban este operativo de castigo. ¿Acabar con Hamas? Pero. ¿cómo? ¿Arrasar Gaza? ¿Y después? ¿Quién custodiará los cadáveres? ¿Quién vigilará los camposantos? ¿Quién administrará las toneladas de escombros? ¿Quién será el vencedor de la contienda? Muchos interrogantes y pocas respuestas. Y en eso, ¡llegó el tío Joe!

No se sabe si a Joe Biden lo llamó el propio Netanyahu, como insinúan los rotativos estadounidenses, su fiel escudero, Antony Blinken, que navegaba entre las capitales de la zona, tratando de negociar algún acuerdo con los líderes árabes – Oriente Medio estaba a rojo vivo – o alguna advertencia de los servicios secretos: Míster President, Irán parece dispuesto a tomar cartas en el asunto. De todos modos, el inquilino de la Casa Blanca optó por desplazarse personalmente a la región para reiterar su apoyo firme e incondicional al pueblo de Israel. Su visita fue precedida por la llegada a la zona de os gigantescos portaaviones de la flota norteamericana, el Gerald S. Ford y el Dwight D. Eisenhower, que tomaron posiciones cerca de las costas de Siria y de Líbano. A la fuerza naval se suman unos 2.000 a 4.000 efectivos terrestres.

Al ex lugarteniente de Barack Obama, inmerecido Premio Nobel de la Paz, testigo durante su mandato del mayor número de conflictos bélicos a escala mundial, lo acompañaban los duendes de la política exterior estadounidense; la situación creada por la intromisión de Teherán en el conflicto exigía la presencia de un nutrido equipo de politólogos. La crisis corría el riesgo de inflamar toda la zona.

Teherán había advertido: si el ejército de Israel entra en Gaza, nos reservamos en derecho de adoptar una serie de medidas preventivas. Si se desencadena un operativo contra nuestros aliados libaneses de Hezbollah, será un auténtico casus belli. Irán tiene los medios (¡y el deseo!) de afrontar el combate. Tremendo y doloroso golpe para Washington, que acababa de desbloquear 6.000 millones de dólares de los fondos iraníes congelados en los bancos americanos; un primer gesto de apaciguamiento de la Administración Biden hacia el régimen de los ayatolás.  Duro golpe para Biden, que tampoco pudo reunirse con los gobernantes árabes en la cumbre de Amman, auspiciada por el rey Abdalá de Jordania. Los participantes – Egipto y la Autoridad Nacional Palestina – cancelaron su participación. El lenguaje empleado por Biden no encaja con la mentalidad de la clase dominante de la región.

Joe Biden tuvo que añadir unos cuantos peros a sus palabras de apoyo incondicional a Israel. Si bien no criticó la decisión de Tel Aviv de llevar a cabo una operación de limpieza en Gaza, señaló que la intervención militar debía ajustarse a las leyes de la guerra y a los cánones del derecho humanitario, es decir, respetando los criterios de proporcionalidad. Para los juristas, ello se traduce por otro eufemismo: intervenir de manera justa y fuerza adecuada. Después del conflicto, se dirá que ello resultó ser… inviable. De momento…

De momento, Joe Biden y Benjamín Netanyahu se dedican a deshojar margaritas. ¿Atacar? ¿No atacar? Hamas bien merece un castigo ejemplar, estiman los israelíes, sorprendidos por la incursión de los radicales gazatíes en su territorio.

El primer ministro de Israel, partidario de castigar a Irán por su amenazante proyecto nuclear, ha redescubierto esos días el viejo, aunque no anticuado, programa político del ayatolá Jomeini, que finalizaba el ardoroso mensaje: nuestra lucha concluirá cuando la bandera verde del Islam ondee en Jerusalén. 

Espadas en alto. Malos augurios para los Nóbel de la Paz y sus secuaces…

viernes, 6 de octubre de 2023

La guerra de Nagorno Karabaj: la culpa es de… Stalin

 

Al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, se le esperaba esos días en Granada para la celebración de una ronda de negociaciones discretas con su homólogo armenio, Nikol Pashinian. Pero la invitación, cursada por Bruselas, fue rechazada por el hombre fuerte de Bakú, visiblemente molesto por el lenguaje empleado por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. No es este el primer fracaso de la diplomacia de la UE, que ofreció sus buenos oficios para intermediar entre azeríes y armenios y evitar un nuevo conflicto armado, aunque su objetivo oculto era reducir la influencia de Rusia en la región transcaucásica.

Cierto es que el lenguaje empleado por el belga Charles Michel nada o poco tiene que ver con las exquisitas palabras de su colega alemana, Ursula von der Leyen, que llegó a calificar a Alíyev de interlocutor digno de confianza.  

Lo cierto es que los participantes a la cumbre de Granada tuvieron que contentarse, esta vez, con la presencia del presidente armenio, Nikol Pashinian, un convidado de piedra que no eclipsó la mediática actuación del ucranio Volódimir Zelenski. Obviamente, el conflicto de Transcaucasia (aún) no vende…

Pero volvamos al escenario del enquistado conflicto de Nagorno-Karabaj, de este atroz rompecabezas donde se entremezclan factores étnicos, ideológicos y religiosos. Para algunos analistas occidentales, el principal responsable de este estado de cosas es… José Stalin, el dictador que confiaba en el internacionalismo proletario y la convivencia pacífica entre pueblos. Pero el desmantelamiento de la URSS puso de manifiesto los errores de la doctrina comunista.

La autoproclamada República de Nagorno-Karabaj – Artsaj – establecida hace 32 años por la comunidad armenia de esta región fronteriza - dejará de existir a partir de enero de 2024, al negarse sus pobladores a aceptar una reintegración pacífica forzosa a Azerbaiyán, la exrepública socialista soviética poco propensa a ofrecerles ningún tipo de autonomía ni garantías creíbles de seguridad.

En realidad, todo empezó el pasado 19 de septiembre, cuando el Gobierno de Bakú desencadenó una ofensiva contra el enclave armenio, alegando la presencia de terroristas en el suelo de Artsaj. El contingente azerí contaba con 60.000 hombres; las fuerzas armadas de Artsaj, con apenas 2.500, las fuerzas de paz rusas desplegadas en los confines de Nagorno Karabaj con Azerbaiyán, con 2.000 efectivos. La escapada bélica azerí finalizó en la tarde del 28 de septiembre, tras la derrota de las milicias de autodefensa locales y la capitulación del Gobierno regional.  

Armenia no participó en los combates ni en las negociaciones entre Azerbaiyán y las autoridades de Nagorno Karabaj. Más aún, el presidente Nikol Pashinian, reconoció a Nagorno Karabaj como parte integrante de Azerbaiyán. Sin embargo, el líder armenio no dudó en calificar la agresión de operativo de limpieza étnica, acusando al contingente de interposición ruso de no haber velado por la seguridad de los residentes del enclave. Conviene señalar que los reproches de Pashinian coincidieron con… el final de las primeras maniobras conjuntas armenio-norteamericanas, que tuvieron por escenario el territorio de Armenia, país que todavía alberga importantes instalaciones logísticas del ¡ejército ruso!

¿Hubo abandono deliberado de los pobladores de Artsaj por parte de las autoridades de Ereván, como insinúan los manifestantes congregados ante la sede de la Presidencia de Armenia?  Lo cierto es que la posición del gobierno armenio es a la vez oportunista y tramposa. Su postura ambigua respecto a la pacificación de Nagorno-Karabaj, sus recientes amistades con las potencias occidentales, sus reiteradas críticas a la Federación Rusa tratan de poner en una posición incómoda a Moscú, que no ha renunciado a su compromiso humanitario, esperando mantener su influencia en la zona.

Por su parte, Occidente vincula deliberadamente a Armenia con costosos contratos de suministro de armas, destinados a consolidar su presencia en la región transcaucásica.

Azerbaiyán, cuya población es de origen turcomano, juega la baza del apoyo político y diplomático de la Madre Patria - Turquía - y de la ayuda militar y económica de Israel. Su presidente, Ilham Aliyev, el gran ausente de la cita de Granada, advierte: Ereván es territorio azerí; lo reconquistaremos.

El otro protagonista del conflicto enquistado - Irán – se limitará por ahora a proteger sus fronteras. Definirá su papel estratégico una vez que las aguas vuelvan a sus cauces.

La opinión pública armenia culpa del éxodo de refugiados de Nagorno-Karabaj – más de 100.000 personas desplazadas al escribir estas líneas - tanto a Azerbaiyán como a la inoperancia de la UE. Bruselas se volvió especialmente dependiente de las exportaciones de hidrocarburos de Bakú después de auto privarse del gas ruso.

Todo el mundo dice que se preocupa por nosotros, los armenios, pero ¿dónde están? ¿Dónde está Francia? ¿Dónde están los EE.UU.? ¿Dónde está el Consejo Europeo?, inquieren los jóvenes armenios.

Decididamente, Transcaucasia aún no vende…


martes, 3 de octubre de 2023

Fragancias que matan

 

Extraño país, este, donde los fabricantes de perfumes se dedican a enaltecer las hazañas poco pacíficas de sus compatriotas, dirán algunos, al descubrir - probablemente asombrados – la notica del perfumero de la Franja de Gaza que lanzó una nueva fragancia con… temática de misiles.

Para Bilal Abu Saraya, un gazatí de 23 años de edad, no existe contradicción alguna entre el comercio y la política. Bautizar una fragancia con el nombre de un misil es… lo más normal del mundo. En Gaza, el perfume huele a misiles de la resistencia, afirma rotundamente el comerciante palestino, cuyos frascos de perfume rinden homenaje a la Yihad Islámica y las Brigadas de los Mártires de al-Aqsa, autores materiales de los ataques balísticos contra el territorio israelí, durante la Operación Guardianes del Muro de 2021.

El frasco-misil dedicado a la Yihad Islámica lleva el apodo de Burak 100, recordando el corcel que llevó al Profeta a la Ciudad Santa de Jerusalén. El de las Brigadas de los Mártires de al Aqsa tiene, por ahora, la designación técnica del artefacto.

¿Disparate? No, en absoluto, estima Abu Saraya. Es una idea antigua, pero que se ha vuelto muy popular recientemente entre los jóvenes, rebeldes que aman la resistencia.

La noticia, difundida en las redes sociales israelíes el pasado fin de semana, causó a la vez indignación y estupor. Las fragancias de la muerte, estiman los pobladores del Estado judío, víctimas potenciales de los ataques palestinos.

Deberíamos exportar esos perfumes a Occidente, para que se entere la gente cómo funciona la mente de los palestinos, sostienen otros. ¡Ay! la vena comercial…