domingo, 20 de diciembre de 2015

Los ilustres desconocidos y el mundo virtual


Recuerdo que hace algún tiempo, un inspector de policía de un país centroeuropeo cuyo nombre prefiero no recordar, se conmovió al descubrir en los medios de comunicación, junto a su nombre, la mención el ilustre desconocido. Desconocido sí, en el horizonte político de un país que descartaba a quienes nada tenían que ver con las quinielas electorales, con las aspiraciones de una persona de a pie del selecto mundo de los gobernantes.

Recordé la poco justificada alegría de aquél pintoresco personaje un día de diciembre de 2015, al repasar los titulares de la prensa escrita y virtual. Encontré, como podrá imaginar, estimado lector, noticias relacionadas con ilustres conocidos y desconocidos. ¿Ejemplos? El magnate Donald Trump, que encabeza la lista de candidatos republicanos a la Casa Blanca, se siente muy honrado por el hecho de que el Presidente Putin lo trate de… genial. Al parecer, no comprende o no quiere comprender que lo que Putin llama genial se traduce por desastre para la política de los Estados Unidos. Huelga decir que a la genialidad de Trump se suma la voluntad del 30 por ciento de los electores republicanos de bombardear, sí, bombardear, el reino de Agrabah léase, del príncipe Aladino, que aparece en una superproducción de Walt Disney y que encarna la doblez y la maldad de los musulmanes. Trump dixit. Tampoco hay que extrañarse: el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama, decidió acortar una rueda de prensa para no perderse el estreno de la aún más estelar Guerra de las Galaxias.

Qué duda cabe de que nuestro planeta Tierra va bien. El afligido Irak acaba de escoger, por vez primera de 43 años, a su miss nacional. Un ejemplo de normalidad, dirían algunos. El embajador estadounidense en Rumanía, Hans Klemm, cuidadosamente escogido por las autoridades de Washington para congraciarse con el también germánico presidente del país, Klaus Iohannis, afirma – sin inmiscuirse en los asuntos internos rumanos, claro está; no es este el papel que incumbe a los embajadores – que los dos graves problemas que afronta esa república carpática para lograr su desarrollo sostenible son la corrupción y… la falta de autopistas. Ni que decir tiene que el gran aliado norteamericano estaría dispuesto a echar una mano tanto en la lucha contra el mal fomentado antiguamente por el Imperio como en la construcción, contra costo, de nuevas vías de transporte.

Lejos de esas virtualidades quedan los problemas reales de nuestro mundo: el cansancio de la clase política europea, las peleas internas de los 28 acerca de la asignación de cupos de inmigrantes provenientes de Oriente Medio y Turquía, el chantaje ejercido por el Gobierno británico para exigir la modificación de las estructuras de la Unión Europea, la hasta ahora caótica e ineficaz lucha contra el terrorismo yihadista, la sistemática e intencionada desestabilización del Viejo Continente. Asuntos éstos relegados en un segundo plano por el sinfín de titulares graciosamente ofrecidos por el mundo virtual.

Pues ya saben: hay que bombardear el reino de Agrabah, celebrar concursos de misses haciendo caso omiso de los atentados diarios, dar paso en la política a los ilustres… desconocidos. Y, ante todo, no perderse el estreno de la Guerra de las Galaxias. Se exponen a defraudar al actual inquilino de la Casa Blanca…