Sucedió hace más de un cuarto de siglo; el 15 de
noviembre de 1988. Desde la ventana de mi morada de Jerusalén, contemplaba las
murallas de la Ciudad Vieja, las casitas del silencioso y mortecino vecindario
árabe. El viejo radiorreceptor sintonizaba una emisora extranjera: Radio Argel.
De pronto, oímos la voz de Yasser Arafat, anunciando solemnemente:
“…proclamamos hoy la creación del Estado Palestino en los territorios de
Cisjordania y Gaza…” Media docena de cohetes blancos iluminaron el cielo de la
Ciudad Tres Veces Santa. No, no hubo festejos en los barrios árabes de
Jerusalén; la ciudad estaba sitiada. Un millar de policías y soldados velaban
por el mantenimiento del orden público.
Unas semanas antes de la solemne proclamación de la
capital argelina, el entonces Primer Ministro israelí, Itzak Shamir, no dudó en
poner los puntos sobre las “íes”: There
will never be a Palestinian state” (No habrá jamás un Estado palestino).
Sus sucesores, Sharon, Barak, Olmert y
Netanyahu, permanecieron fieles a la “profecía” del adalid del Likud.
Sería sumamente difícil, cuando no presuntuoso,
tratar de resumir en unas líneas esos 25 años de desencuentros, de errores
políticos y fracasos diplomáticos, de levantamientos populares (intifadas) y operaciones militares, de
la quimérica “luz al final del túnel” y las tinieblas que acompañaban a los
ángeles de la muerte. Pero, ¿sería inútil recordar el sufrimiento, el dolor, la
desesperación de quienes desconocen la paz, el amor al prójimo, la tolerancia?
Desde 1948, palestinos e israelíes han sido condenados a vivir en un estado de
guerra permanente. Los políticos encuentran siempre “pegas” para hacer las
paces. Los pueblos…
La última ofensiva israelí contra la Franja de Gaza,
tercera en seis años, arrojó un saldo de 1.500 civiles muertos, 110.000
palestinos desplazados, 26 colegios destruidos, 3 hospitales cerrados.
Actualmente, unos 450.000 gazatíes no tienen acceso a agua corriente. Según las
primeras estimaciones de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y de la Agencia
de las Naciones Unidas para los refugiados de Palestina (UNWRA), los daños
materiales ascienden a unos 8.000 millones de dólares. La conferencias de
donantes celebrada el pasado fin de semana en El Cairo, finalizó con la promesa
de entregar a la ANP la cantidad de 4.275 millones. Sin embargo, las
contribuciones anunciadas por los participantes apenas ascendieron a unos…
2.000 millones de dólares.
Estados Unidos se comprometen a aportar 212 millones
de dólares (la ayuda económica y militar destinada a Israel asciende anualmente
a alrededor de 2.000 millones), la Unión Europea donará 450 millones de euros,
el emirato de Qatar prometió 790 millones de euros y Arabia Saudita, unos 400
millones. Recordemos que la conferencia fue copatrocinada por los Gobiernos de Egipto
y… de Noruega.
A comienzos del mes de octubre, el nuevo Gobierno
sueco sorprendió a sus socios comunitarios reconociendo “unilateralmente” la
existencia del Estado palestino. La iniciativa provocó la ira de las
autoridades de Tel Aviv, acostumbradas a controlar los movimientos diplomáticos
del Viejo Continente, causando también un innegable malestar en Washington y en
Bruselas. El Departamento de Estado norteamericano se limitó a recordar a los
suecos que las naciones occidentales se habían comprometido a llevar a cabo una política consensuada, que
implicaba el no reconocimiento de Palestina antes de la (cada vez más) hipotética
firma de un acuerdo de paz entre Israel y sus vecinos de los territorios
ocupados. A su vez, la Comisión Europea lamentó el gesto poco solidario de las autoridades de Estocolmo, que habían caso
omiso de la disciplina existente (impuesta) en el seno de la Unión. Conviene
señalar, sin embargo, que otros Estados miembros de la UE – Eslovaquia, Hungría
y Polonia – reconocieron el Estado palestino antes de adherirse al club de Bruselas.
Huelga decir que los temores de los “poderes
fácticos” del planeta no carecen de fundamento. Contagiado por la valentía de
los suecos, el Parlamento británico aprobó esta semana una resolución instando
al Gobierno de su Graciosa Majestad a reconocer a Palestina. La iniciativa fue
apoyada por 274 diputados y rechazada por... 12.
Queda por ver si esta oleada de desobediencia/hartazgo
de los europeos encontrará su debido eco en las deliberaciones de la Asamblea
General de las Naciones Unidas. En este caso, Palestina podría convertirse de
aquí a finales del año, en el… Estado miembro número 194 de la ONU.
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