domingo, 5 de mayo de 2024

Biden – Netanyahu: del apoyo incondicional al cálculo electoral

 

Muchos fueron los errores de cálculo cometidos por el octogenario inquilino de la Casa Blanca en política internacional o geopolítica planetaria. Empezando con la caótica retirada de tropas estadounidenses de Afganistán, coincidiendo con el inicio de su mandato, en enfrentamiento con el presidente Erdogan, que impuso en veto de Ankara al ingreso en la OTAN de Suecia y Finlandia, cuyo “rescate” le costó al Tesoro norteamericano la friolera de 13.500 millones de dólares, el espectacular abandono de Arabia Saudita, que sucumbió a los cantos de sirena de Pekín, sumándose  sorpresivamente al bloque de los BRICS, liderado por Rusia y China, potenciales enemigas de Washington, los roces con algunos países comunitarios, que contemplan la creación de un sistema de defensa europeo, el espaldarazo “incondicional” a las autoridades de Tel Aviv ante la incursión en la Franja de Gaza.

Se trata, qué duda cabe, de desatinos que la diplomacia estadounidense tendrá que corregir, cueste lo que cueste, para preservar el papel hegemónico de los Estados Unidos en el mundo. Lo contrario supondría una claudicación, el reconocimiento implícito del estrepitoso fracaso de la tan cacareada Pax Americana.

Durante décadas, Norteamérica nos había acostumbrado a aceptar la dicotomía democracia – soborno; todo se compra, todo se vende. Los países y sus gobernantes tienen un precio. Lo que había funcionado en algunos países suramericanos, en el “patio trasero” del Imperio, tiene que amoldarse al resto del mundo. Sin embargo…

En el caso del actual conflicto de Oriente Medio, la mal llamada guerra de Gaza, los cálculos del presidente Biden no se ajustaron a la realidad. Lo que podía haber sido una operación de castigo relámpago, dirigida contra los batallones de Hamas, se tornó en una intervención militar prolongada del Ejército judío, en un combate contra un enemigo invisible, que empleaba las viejas, aunque no obsoletas, tácticas del Vietcong. Y todo esto, coincidiendo ¡ay! con una fecha clave para el inquilino de la Casa Blanca: la celebración de las elecciones presidenciales.

Joe Biden, el aliado incondicional de Netanyahu en la lucha contra el terrorismo palestino, necesita cuidar a sus electores, a sumar votos. Pero las movilizaciones pro palestinas en los campus universitarios norteamericanos, generadas por el rechazo a los métodos empleados por las tropas israelíes en la Franja de Gaza, requieren respuestas transparentes por parte de la Administración. Pese a las recientes desavenencias con el archiconservador Netanyahu, poco propenso a aceptar las sugerencias del octogenario presidente, Biden mantiene su inquebrantable apoyo a Israel.

Eso le va a costar muchos votos, estiman los políticos demócratas, señalando que su principal contrincante, Donald Trump, adopta una postura muy prudente frente al cisma social provocado por la rebelión de los jóvenes.

Pero Biden no rectifica. Reconoce la existencia del malestar en los campus, pero no considera necesario pronunciarse al respecto. Su fiel escudero, Antony Blinken, responsable de la política exterior de Washington, cosecha un sinfín de fracasos durante sus giras por Oriente Medio. Hace unas semanas, al comprobar el aparente rechazo de Hamas a la última propuesta de tregua de Tel Aviv y Washington, Blinken contactó con el primer ministro de Qatar, Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, instándole que expulse a la plana mayor de Hamas refugiada en el emirato si el movimiento sigue negándose a aceptar las condiciones de la tregua, presentada en las conversaciones de El Cairo. Extraña manera de solucionar una crisis internacional. Lejos quedan los tiempos en los que un huraño doctor Kissinger conseguía el acercamiento entre Washington y Pekín durante… un partido de ping-pong.

Al desacierto de Antony Blinken se suma también la última amenaza de Netanyahu, quien advirtió a la plana mayor de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que las presiones ejercidas por el gobierno de Ramallah para que la Corte Penal Internacional (CIP) emita órdenes de detención contra políticos hebreos podrían desembocar en una ofensiva de Tel Aviv que conduciría al colapso de la Autoridad Palestina. Huelga decir que en la solicitud cursada por la ANP figuran el propio Netanyahu, su ministro de defensa, Yoav Gallant y el jefe del Estado Mayor del Ejército, el teniente general Herzi Halevi. 

Por ahora, tanto Washington como Londres aseguran que no acatarán una hipotética orden de arresto del CIP contra los dignatarios hebreos, que gozarán de una inmunidad diplomática especial en sus desplazamientos en el extranjero.

De momento, la Corte Penal Internacional se limitó a emitir una segunda orden internacional de detención contra… Vladímir Putin. Ya lo decía el padrecito de todas las Rusias, José Stalin: Hay guerras justas y guerras que no lo son…


1 comentario:

  1. La tan manoseada manía del imperio de querer globalizar el mundo bajo su mando despótico... Gracias Adrián.

    ResponderEliminar