¿Nos encaminamos hacia la
Paz? ¿Hacia un largo, prolongado período de ni Paz, ni Guerra? ¿Hacia el final
de la pesadilla del aislamiento?
El optimismo reina esos
días en los círculos oficiales de Tel Aviv. La diplomacia hebrea ha decidido
centrar sus baterías en tres acontecimientos preponderantes, que podrían
modificar el equilibrio estratégico en la zona: la decisión del monarca de
Bahréin de autorizar las visitas de sus súbditos a Israel, el anuncio de la
celebración de un referéndum de autodeterminación en el Kurdistán iraquí y, por
último, aunque quizás lo más importante, la reconciliación entre el movimiento
islamista gazatí Hamas y la laica Al Fatah, que gobierna en Cisjordania. El
análisis de los politólogos israelíes consiste en una extraña mezcolanza de satisfacción
e inquietud. Efectivamente, algo está cambiando en la convulsa región.
El rey de Bahréin, Hamad
bin Isa Al Jalifa, escogió la ciudad de Los Ángeles y, más concretamente, la
sede del prestigioso Centro Simon Wiesenthal, para anunciar la creación en su
país de un museo dedicado a la Tolerancia Religiosa. Pese a que Bahréin no
mantiene relaciones diplomáticas con el Estado Judío, la Corona contempla un
posible y hasta deseable incremento de las visitas de bahreiníes a Israel.
¿Normalización? ¿Condena del boicot anti-israelí? Algo se mueve en las
capitales del Golfo Pérsico. Algunos analistas occidentales estiman que la
espectacular iniciativa del monarca podría estar relacionada con la reciente gira
meso oriental de Donald Trump.
Pero hay más: la propia
Arabia Saudita, que desempeñó durante décadas el papel de adalid de la campaña ideológico-propagandística
llevada a cabo por el mudo árabe-musulmán contra el llamado “ente sionista”, prefiere
alejarse de la postura radical de los ayatolás de Teherán, quienes llevan la
voz cantante en la batalla contra Israel. No hay que extrañarse, pues, si el
“establishment” de Tel Aviv apuesta por más cambios en las semanas o meses
venideros.
La autodeterminación de
la región autónoma del Kurdistán iraquí es otro de los objetivos estratégicos
del Estado Judío. Sin embargo, conviene recordar que el referéndum
independentista organizado por las autoridades provinciales cuenta con el veto
del Gobierno de Bagdad y con el contundente rechazo de la Administración
estadounidense. Con razón: un embrionario Kurdistán independiente podría
convertirse en una auténtica bomba de relojería para las minorías étnicas de la
región. De hecho, hay ciudadanos de origen kurdo en Irak, Turquía, Irán y
Siria. Ni que decir tiene que un Estado nacional kurdo de reciente creación
afectaría el ya de por sí frágil equilibrio regional. Si bien es cierto que los
estrategas del Pentágono parecían propensos a rediseñar, hace una década, un
Oriente Medio confesional o… tribal, los políticos occidentales no comparten su
criterio. Israel, en cambio, apuesta por el resurgir de los Estados religiosos.
No hay que extrañarse: estas estructuras se asemejan a… la vocación primitiva
de Eretz Israel. Por otra parte, se rumorea que las autoridades hebreas
tendrían la intención de “colonizar” el Kurdistán, es decir, enviar población
de origen judío a la zona. ¿Mera propaganda? No exactamente: la región autónoma
cuenta ya con un importante elenco de establecimientos israelíes.
Pero el acontecimiento
más importante es, sin duda alguna, el anuncio de la reconciliación entre las
dos facciones rivales palestinas: Hamas y Al Fatah. La noticia, aún no
confirmada, supondría la cesión del poder administrativo en la Franja a la
Autoridad Nacional Palestina (ANP), expulsada de Gaza en 2007, tras arduos
combates entre las milicias de la OLP y las brigadas de Hamas. Los militantes
islámicos, dispuestos a entregar las riendas del poder al Presidente palestino,
Mahmud Abas, confían en conservar el control en materia de seguridad y orden
público. Su ofrecimiento llegó a través del jefe de los servicios de
inteligencia egipcios, coordinador de las consultas indirectas entre Hamas y Al
Fatah.
Caso de materializarse,
el proceso podría desembocar en la reunificación de los territorios palestinos
– Cisjordania y Gaza - la celebración de elecciones generales, la convocatoria
de una conferencia en la que participarían todas las facciones políticas y
militares interesadas en la creación de un Gobierno de Unidad Nacional. Las
aguas volverían, pues, a sus cauces, después de una década de luchas
fratricidas.
Para los habitantes de la
Franja, ello supondría el final del aislamiento impuesto después de 2007 por
las autoridades egipcias e israelíes. Gaza, con su millón y medio de habitantes
es, sin duda el territorio más poblado del planeta. Un territorio donde los
alimentos, las medicinas, el fluido eléctrico y el agua potable escasean. Tal
vez sea ésta una de las razones por la cual los gobernantes islámicos hayan
decidido tirar la toalla.
Hamas se rinde; Al Fatah
gana. El júbilo de los palestinos contrasta, sin embargo, con la preocupación
de los israelíes. En efecto, durante años, los políticos de Tel Aviv tildaron
al Presidente Abas de personaje irrelevante, incapaz de mantener la unidad de
los territorios palestinos. La reconciliación cambiaría por completo los datos
del problema. El “irrelevante” Abas (o su sucesor) acabaría convirtiéndose en
el “raís”, el jefe, el líder de todos los palestinos. Es algo que los
“halcones” israelíes no verían con buenos ojos. Sin embargo, los pobladores del
Estado Judío intuirían un tímido rayo de luz en el horizonte, un paso más hacia
la meta: el final del aislamiento, de la pesadilla.
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